lunes, 11 de noviembre de 2013

¿NACEN O SE HACEN?

En 1949, Simone de Beauvoir exclamó la frase: “Una no nace mujer, sino que se hace mujer”, generando así el inicio del movimiento feminista del siglo XX.  Su reflexión abrió un nuevo campo de indagación intelectual sobre la interpretación  de la igualdad  y  la diferencia de los sexos que hoy es tema de libros, revistas, debates ético jurídicos y movimientos sociales en todo el mundo. Esto ha permitido el estudio de la desigualdad y diversidad sexual  (Teoría del género, Movimiento Gay) que exageran el rol de la cultura y de la propia libertad en la constitución de nuestra identidad sexual dejando muchas veces la percepción de ser más un tema socio-político que científico o moral.
Por Dr Guillermo Diaz Talavera. 

A pesar de esto uno de los argumentos esgrimidos por los activistas homosexuales es sostener sin contundentes bases científicas que la tendencia homosexual es algo innato producto de la evolución, que no es un desorden psicológico o una enfermedad por lo que implicaría que la actividad homosexual es un derecho humano a una opción u orientación personal que la sociedad debe respetar ¿Es esto cierto?
En 1991 la revista Science  publicó un estudio, El Cerebro Sexual del Dr. Simon Le Vay, de clara orientación homosexual, donde se mostraban  diferencias volumétricas en los cerebros de hombres homosexuales y heterosexuales, sin embargo este mismo adolecía de fallos importantes: presentó una muestra estadística muy pequeña (41 cadáveres), todos los enfermos homosexuales tenían complicaciones del SIDA lo cual afectó el parénquima cerebral y  sólo se asumió que el resto del grupo era heterosexual. ¿Resultados?, el estudio presentó escasa seriedad científica que incluso algunos activistas gay criticaron. Se realizaron diversas investigaciones posteriores y las conclusiones concuerdan  en que se conoce tan poco sobre el cerebro de los animales más desarrollados que asignar una función evolutiva o significado a ligeras discrepancias en características anatómicas en el tercer núcleo intersticial del hipotálamo anterior es una simplificación extrema. Fue tan alarmante el desacuerdo científico que en innumerables ocasiones se enmarcó en un reduccionismo biológico.
Si a la luz de la genética, las determinaciones sobre los estudios clásicos realizados en gemelos por Kallman (1950) y  Pillard - Weinrich (1990) fueron descartadas por los estudios de Bailey (1996) al introducir la variable de los gemelos criados en ambientes familiares diferentes que demostraron la importancia del sesgo peculiar delimitado por la convivencia educativa, familiar y social, entonces cabe preguntarse ¿Existe un gen de la homosexualidad? No, porque los trabajos realizados y luego publicados en Science (1993) por Dean Hamer sobre la localización de un gen ligado al cromosoma X (Xq28)  que influiría sobre la inclinación sexual de los varones fueron refutados por Bayne y col. ya que los hallazgos genéticos que pretendían demostrar que la homosexualidad es hereditaria, no corroboraron que es lo que se hereda ni como influye en la orientación sexual. Y para colocar  la guinda al pastel genético de Hamer, éste fue denunciado públicamente por sus colaboradores en 1995, señalando que en su investigación se habían ocultado resultados y seleccionado datos que reflejaron poca fiabilidad en sus conclusiones.
El ser hombre o mujer impacta a toda persona, en tal caso ¿Existen bases científicas para encontrar diferencias sexuales cerebrales entre la mujer y el varón? Sí, y  quedó plenamente establecido por los estudios publicados en Scientific American por Kimura (1992), Nolte (2002) y Cahill (2006) a través de modernas técnicas de imagen cerebral (tomografía de emisión de positrones y resonancia magnética) que demuestran que ambos sexos utilizan diferentes regiones neuroendocrinas para procesar su sexualidad, lo cual deja en evidencia que la identidad sexual normal y natural está íntimamente relacionada con la identidad personal -biológicamente expresada- que es masculina o femenina., por lo que la homosexualidad no puede corresponder a una especie de tercer sexo o variante que se escapa de la regla de la orientación sexual, sería una anormalidad o desviación inconsistente.
Ahora bien, si en el mundo animal no existe moralidad  ni  fe religiosa, las desviaciones sexuales de las especies se explican por alteraciones fisiológicas e instintivas, porque los animales no son libres, no definen su identidad ni tienen influencia cultural., por lo tanto sólo nos quedaría la opción psicológica ¿sexo psicológico? Si, adquirido a partir de nuestra vida consciente como un hábito o “segunda naturaleza” resultado de una educación psicosexual deficiente donde la persona no alcanza su madurez psicoafectiva, sin embargo en 1973, la Asociación Americana de Psiquiatría que tiene mucha influencia ideológica en la OMS eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades del Manual de Diagnóstico y Estadísticas IV, obviando de este modo los actos homosexuales como responsabilidad de las personas, evitándoles ser juzgadas moralmente al definir la Desordenada Identidad de Género (GID) observada en niños como una fuerte y persistente identificación con el sexo opuesto, insatisfacción con el propio sexo, y preferencia por roles del sexo opuesto, como simples juegos y fantasías que ¿nacen o se hacen?.
Fuente: El Nuevo Diario. 

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