viernes, 9 de agosto de 2013

"SI NO VIVIMOS DESDE EL CORAZÓN, NO VAMOS A PODER SOBREVIVIR"

POR LUIS SARTORI


David Steindl-Rast es austríaco y sobrevivió a la II Guerra Mundial. Dejó el arte por una vida muy austera. Abrió el diálogo de católicos y budistas. Y gira por el mundo invitando a agradecer.

En la Viena pre II Guerra Mundial, su padre católico tenía un café cultural cerca del Palacio de Schönbrunn, el “Versailles vienés”, y en verano el pequeño David les pedía a los clientes que lo ayudaran a mirar adentro de los altos tulipanes que tapizaban el parque, para olerlos.
“Eran un poco agrios” , recuerda hoy, a sus envidiables 87 años. David Steindl-Rast vivió después en el campo con su joven madre divorciada –se había criado en Estados Unidos y daba clases de inglés– y dos hermanos varones. Con el tiempo volverían a Viena y celebrarían la vida con música clásica: los muchachos en flauta; ella, al piano; y los amigos, con violines. Porque en el medio, entre los 11 y los 18 de David, desde marzo del 38, llegaron el nazismo y la muerte. Murieron muchos amigos de la familia, y la rama materna con raíces judías se dispersó: alguno incluso llegó a Buenos Aires. A él –adolescente pacifista de escuela católica– lo reclutó el ejército de Hitler al final, en mayo del 44. No llegó al frente y la debacle nazi lo sorprendió vivo. Por eso, “sólo tengo buenos recuerdos de esa época: cuando la muerte está mucho tiempo delante de tus ojos, vivís el presente y todo se vuelve interesante y excitante”.
Tener la muerte delante de los ojos, una regla de San Benito que recordó entonces y que fue la semilla: ahí pensó en ser monje. Hizo esgrima, vio ópera, tuvo novia, cantó y bailó con amigos, trepó montañas y atravesó bosques, editó una revista infantil (dibujaba muy bien), restauró cuadros, hizo antropología, la maestría en Bellas Artes y un doctorado en psicología. Todo antes del 52, cuando huyó de la posguerra –el último de la familia– a Nueva York. Vivió cerca del Empire State con su abuela y su madre, y allá sumó un posgrado en arquitectura y arte. Sobrecalificado y sin hablar bien inglés, no conseguía trabajo. Y retomó la vieja idea, siguió el dato de un amigo, vio y le gustó: a los 26 se sumó al flamante monasterio de Mount Saviour, cerca del Niágara. En los 60 fue el primer monje católico en estudiar en un monasterio budista; es conferencista del Dalai Lama Center for Ethics; lo han escuchado pobres en el Zaire, Boinas Verdes, profesores de Harvard y el MIT; escribió libros; se acercó a la ciencia. En junio cerró la conferencia TED Global , en Edimburgo; tema: agradecer nos hace felices. Ama a Bach y el Art Nouveau. Admira a las personas con coraje. Mañana inicia una serie de seis charlas en Buenos Aires (cuándo y dónde, en viviragradecidos.org ).
Propone “ojos sorprendidos”.
La mayoría del tiempo, cuando miramos algo, lo hacemos ¡como si estuviéramos agarrándolo! Y los monjes budistas enseñan que no habría que mirar como para agarrar, sino abrirse y dejar que las imágenes entren. Como si estuvieras cayendo en un sueño. Así, todo puede entrar en vos y ves mucho más. Y la vida es un regalo.
¿Es uno de los tres pasos de la gratitud de los que usted habla?Si, la mirada es el segundo. El primer paso es parar. Y el tercero es hacer. Y en la mirada “sorprendida” tiene mucho que ver abrir el corazón.
¿Por qué hace eje en la gratitud?Porque descubrí que una vida de gratitud me da mucho más felicidad y le da a los demás mucha felicidad también. Y es mejor vivir con gente feliz. Cuanta más gente agradecida haya, más gente feliz habrá en el mundo.
¿A quién agradecer?El centro de cada regalo de la vida es la oportunidad. Ese es el verdadero regalo. Estamos vivos en este momento y ese es un regalo puro: no lo compramos. Este momento es una oportunidad. Y es sobre todo la oportunidad de disfrutar. Estoy agradecido a la vida y a la fuente de la vida.
¿Cuál es la fuente de la vida?Es un misterio. Alguna gente lo llama Dios y otra gente lo llama nada.
Es decir, agradecer va más allá de religiones y creencias.Sí. Es una actitud humana y se expresa en diferentes tiempos y circunstancias. Depende mucho en quién fundó la tradición: Buda fue un príncipe longevo y vivió 500 años antes de Jesús; Jesús fue muy pobre, vivió una vida corta en un país ocupado por los romanos. Situaciones totalmente diferentes. Pero en la base de todo están la fe y la reverencia por la vida, y la gratitud por estar vivos.
¿Agradecer a otras personas?Cuando estás agradecido a la vida, estás atento a la gente que contribuye a tu felicidad. Y por eso estás agradecido incluso a los que nunca vas a conocer pero que te ayudan a estar vivo.
¿Qué hacer frente a la violencia, la explotación, la lluvia ácida...?De lo que estás agradecido es siempre de las oportunidades. No podés estar agradecido de todo, pero sí de cada momento. Cuando confrontás con estas cosas, podés estar agradecido por la oportunidad de hacer algo: protestar, contribuir al medio ambiente no usando más agua ni luz de la que necesitás ni malgastando la comida. También es una gran oportunidad de formular preguntas: ¿qué hacer frente a esto, cómo hacerlo? Cada ciudadano tiene la responsabilidad de formular preguntas, de ser socialmente comprometido. Es parar, mirar, y después hacer algo.
¿Por qué propicia la paciencia?La vida es paciencia. Que se formara un hermoso paisaje de montaña llevó cientos de miles de años. La vida es muy paciente y los humanos tendemos a ser muy impacientes. Por eso si alguien encuentra una oportunidad de aprender a ser paciente, será un regalo: estará más a tono con la vida.
¿Y por qué la humildad?Está conectada con humus , tierra. Ser humilde significa estar conectado a la tierra. También está conectado con humano , hombre de la tierra, responsable con la tierra. Y tiene que ver con humor . Si una persona no se sostiene en el humor no termina de ser completamente humano. El humor surge cuando las cosas no encajan y es como el lubricante para una máquina.
¿Por qué compartir?Com-par-tir: estar junto (con), y partir. Es lo que realmente queremos: sueño imágenes en que toda la familia humana está sentada alrededor de una gran mesa y comparta. Ese es el ideal. Es el mundo que necesitamos.
¿Para qué está hecho el corazón humano?En un nivel simbólico, no podés hablar de propósito sino de significado. Somos básicamente un solo corazón con el universo entero, y con la misma función para el universo que la que cumple en nuestro cuerpo.
¿No es una utopía pensar eso?No es utópico sino ver mucho más adelante. Si no vivimos desde el corazón, no vamos a poder sobrevivir. Necesitamos apretar el botón para hacer una transición: desde la violencia, el poder y la codicia hacia la paz, el respeto y el compartir. Al vivir desde el corazón sostenemos esa transición.
¿Cómo tener esperanza en un mundo con tantos problemas?Hay que optar: si tenemos esperanza tendremos vidas felices y creativas, si vivimos en la desesperanza seremos infelices y no cambiará nada.
¿Cómo ve el inicio de Francisco?Sostiene algo revolucionario: la paz, la igualdad, el respeto y el compartir. Buda impulsó eso, Jesús y San Francisco también. Pero fueron grupos pequeños. Ahora el Papa lo promueve en todo el mundo. Es la primera vez en la evolución humana que esto es posible. Somos una especie muy joven, en la adolescencia, y por primera vez estamos creciendo. Tenemos que crecer, o corremos el riesgo de desaparecer como los dinosaurios. Y el papa Francisco puede ser el vocero de esta revolución. Tiene una palanca fuerte: llega a muchísima gente.

FuenteClarín

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