jueves, 24 de enero de 2013

TRIMARCO: "NO PUEDO VIVIR SIN SABER DONDE ESTA MARITA"

La trata de personas es, junto al tráfico de drogas y al de armas, uno de los negocios ilegales más importantes del mundo. Se estima que unas seis millones de personas son víctimas de la trata todos los años. De esa cifra, más del 90% son mujeres, niñas y adolescentes que, tras ser secuestradas, son explotadas sexualmente. 

Por Eduardo Anguita



De este tema se hablo, en La Historia en Debate, que se emite por CN 23. Miradas al Sur reproduce algunos de los tramos más importantes de las entrevistas. Participaron Susana Trimarco, madre de Marita Verón, que está desaparecida desde el 3 de abril de 2002 y por cuyo caso se está realizando actualmente un juicio oral y público en Tucumán. También Soledad Silveyra, actriz; José Dantona, abogado querellante penal de la causa; Mónica Cuñarro, secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Políticas Públicas de Prevención y Control del Tráfico de estupefacientes; y Claudio Posse, director del filme Nadie nació para ser puta.
Eduardo Anguita: –Entre las historias conmovedoras y argentinas está la de Susana.
Soledad Silveyra: –Veía al presidente Obama y me llamó la atención su discurso y el grado de compromiso. Porque imagínense la cantidad de personas indocumentadas que hay allá. Y es que en vez de decir trata de personas decía trata de humanos. Es importantísimo que un país como los Estados Unidos se meta de pleno. Me parece muy alentador. Este no es un tema nacional, está globalizado.
Susana Trimarco: –Es cierto que a partir de que el gobierno de los Estados Unidos me dio la distinción “Mujer coraje”, en 2007, a mí se me abrieron muchas puertas y comenzaron apoyarme. Desde 2002 hasta finales de 2006, prácticamente estaba luchando sola. Siempre cuento porque es muy valioso que en 2003 cuando sale Néstor Kirchner presidente y va por primera vez a Tucumán el 9 de julio, yo ya estaba luchando contra esta mafia que estaba metida en la Casa de Gobierno, en ese momento estaba Julio Miranda de gobernador y los hermanos Ale, que manejan la droga y la prostitución en Tucumán. Ellos son los responsables del secuestro y desaparición de mi hija y de otras tantas que hay en Tucumán. Pero en el 2003, cuando va Néstor, invitan a la hermana Berta Povales, una directora del colegio donde estudió mi hija, donde ahora estudia Micaela, la hija de Marita. Me dijo que fuera con ella y escribiera una carta para pedir ayuda porque estábamos investigando, nos amenazaban por la calle, por teléfono, nos hacían muchas cosas. Fui con ella y me dejaron pasar. Cuando terminó la misa, la hermana estaba sentada en la segunda fila. En la primera estaban los funcionarios. Yo estaba parada. La hermana habló con los custodios para que me dejaran acercar y darle la carta. Lo abracé y le dije: “Señor presidente vengo a pedirle ayuda porque me secuestraron a mi hija”, y él y me abrazó y me preguntó: “Cómo que le secuestraron a su hija”. Llamó a uno de sus asistentes y le entregó la carta: “Esta señora viaja a Buenos Aires la semana que viene”. A la semana, me llamaron, me pagaron los pasajes y vinimos con mi esposo y Micaela a Casa Rosada. Ahí, nos atendió, y llamó a Gustavo Beliz, a la Interpol porque había pistas que a Marita la habían llevado a Europa. Yo caminé toda la Argentina buscando a mi hija. Fui por la ruta, dormí tirada con las travestis, que me ayudaron mucho. Las chicas que estaban en situación de prostitución, me involucraba con ellas.
S.S.: –Hay que destacar que Susana no sólo se preocupó por su hija sino por todas. Ahí es dónde toma mayor dimensión. Todas fueron sus hijas.
E.A.: –¿En cuántos casos ayudaste?
S.T.: –Muchos. Cuando yo empecé a denunciar lo de mi hija, de esto no se hablaba. Venían a mi casa hablar de chicas que ya habían desaparecido antes que Marita. Del año ’99 y 2000, y que todavía no aparecen. Fui peregrinando por todos lados buscando noticias de mi hija. Una información me llevaba a otra y se abrían abanicos de investigaciones que aportaba a la Justicia. Por otro lado, también tenía que luchar con la Justicia porque en Tucumán todas las informaciones que me llevaban al paradero de Marita se borraban en la fiscalía.
E.A.: –Te involucraste con esta historia tanto que ya Micaela te quiere.
S. S.: –También haber hecho Vidas robadas. Mi personaje era el de Susana. Hacer el programa fue muy enriquecedor. La novela ayudó a que se conociera el tema porque no eran escuchados. No se ponen en el lugar de la víctima. Al principio, no nos iba muy bien porque las historias eran muy fuertes, mucho dolor, pero terminó siendo un éxito.
E.A.: –Usted ha dicho que hay un antes y un después en su vida personal y profesional.
José Dantona: –Hace veinte años que sólo hago derecho penal, de los dos lados del mostrador. Así que más o menos conozco el tema. Lo afectivo va porque acompañás a Susana en varias cosas y por más que el profesional quiera dejar del lado el tema afectivo, cuando la miro a Micaela, a Susana, se establece algo distinto. Pensé que sabía un montón, pero el hecho del contacto con víctimas de trata, con la fundación en Tucumán, fue la bisagra mía como penalista. Pido disculpas si alguien se ofende, pero la mayoría de los jueces de nuestro país, sin distinguir, todavía no entienden el tema trata.
E.A.: –Vos luchás contra la impunidad. ¿Cómo puede ser que en una provincia tan valiente como Tucumán todavía existan chicanas para demorar los alegatos?
S.T.: –Para mí no es novedad porque llevo luchando 10 años de mi vida y sé con la gente que estoy peleando por mi hija. No son buena gente y esas son estrategias que ponen para demorar el juicio. Esta es una etapa, porque a Marita no la encontré todavía. Seguiré luchando para que se haga justicia. No sólo por mi hija, sino por todas las víctimas que pudieron sentarse en ese juicio y contaron lo que les pasó. Ellas quedaron marcadas para toda la vida. Ahora están en proceso de recuperación. Personalmente, hago ese trabajo. Pero cuesta porque esa herida en lo más profundo del alma no se borra así no más. Le tocaron la dignidad de mujer y es terrible.
E.A.: –¿Que estés sola en la organización no revela que muchas madres tienen miedo frente a estas mafias? ¿Qué podemos hacer para ayudar a que esto se visibilice?
S.T.: –Después de la novela Vidas robadas, la gente se sacó la venda de los ojos y ahora es distinto. Llevó mucho tiempo.
S.S.: –Yo vivo en un barrio paquete y la gente me mandaba saludos para ella, me decía que la apoyaban. Le costó mucho a la sociedad entender que esto es verdad. Siempre estuvo el prejuicio de las chicas se prostituían porque querían o porque se drogaban.
S.T.: –A mí me trataban de prostituta. Que era loca e inventaban. Pero es inmenso el amor que siento por mi hija y no puedo vivir sin saber dónde está. Es el amor que tenemos por dentro las madres. Mi objetivo es encontrar a mi hija, a la que la crié 23 años de mi vida. La eduqué y formé para que sea una buena persona, como a mi nieta. Daniel, mi marido, murió de tanta tristeza. Lloraba todos los días y se encerró. Le agarró mucha depresión. Y se fue de este mundo sin ver a su hija. No pierdo esta fuerza.
S.S.: –Desde el día que la conocí siempre está así. Es increíble.
J.D.: –Que siempre esté así tiene una razón. Está claro que es una mujer de carne y hueso y que le han tocado lo peor que le pueden tocar a uno, que es un hijo. En unas excavaciones en Córdoba, en un momento de una conferencia de prensa, Susana se quebró. Pero una víctima que declaró en el juicio le dijo a Susana, más allá de agradecerle, después de ocho años de cautiverio, que no llorara más en cámara porque esta gente –y lo digo con nombre y apellido: Liliana Medina, principal sospechosa de haberla tenido a Marita en La Rioja, junto a la red prostíbulos que tenían– se reían cuando salían en televisión Susana, Daniel, las marchas. Esta chica le dice que no les dé el gusto. En lo jurídico es difícil seguirle el ritmo a Susana. Lo digo en nombre propio y de Carlos Varela, el colega con el que estamos comandando este grupo. A Marita la secuestraron, no desapareció. Y fue después de 1983 y es una gran diferencia con los otros secuestros de antes. Y no puede ser que a raíz de la lucha de una mujer haya una ley, porque si a Susana no le hubiese ocurrido lo que le pasó, la fiscal no tendría con qué acusar. Es para aplaudirla a ella. Pero nosotros tenemos que hacer una autocrítica como Justicia... Miranda, el gobernador, el secretario de la fiscalía con el cual Susana tiene que estar peleando todos los días con su nieta en brazos, que filtraba toda la información, viajaba a Buenos Aires por la “investigación de Marita” con Sosa, el que era secretario del sindicato de los petroleros en Tucumán, era el marido y tenía un hijo con una de las principales imputadas del primer secuestro de Marita. Y Miranda, ¿dónde es que se refugia luego de su funesto paso por la función pública? En petroleros. Entonces, en esta supuesta “novela” de Susana Trimarco estamos llevando el guión para que los jueces se den cuenta que es trata de personas.
S.S.: –Micaela, que tiene 13 años, ha tomado la delantera y le ha pedido a la abuela que quiere arrancar. Hemos grabado un aviso con Mex Urtizberea, Fito Paéz, Palermo, entre otros compañeros. Y Micaela, al frente.
E.A.: –José, te pido que nos pongas al día y también una pregunta inquietante, ¿por qué muchas de estas personas involucradas gozan de libertad?
J.D.: –Eran 25 y en este juicio hay 13 por un sobreseimiento que los benefició, donde la Corte dijo que hay que seguir investigando. Entonces, acá inevitablemente tiene que haber un segundo juicio sumado a toda la gente que en el devenir de este tiene una responsabilidad enorme como este secretario amigo de los petroleros, el que era secretario de seguridad, la persona que marca a Marita. O sea, que acá hay un pelotón bastante grande para un segundo juicio. Yo soy muy respetuoso de la decisión de todos los jueces en todas las provincias que me toca litigar, pero que cada uno se haga responsable de lo que hace. Yo como abogado me hago responsable y la Justicia también debe hacerlo.
Yo tengo una multa, que de todo lo que me ha pasado en mi vida profesional es lo mejor. Me multaron en tribunal con 1.800 pesos y lo voy a colgar, porque viste que los abogados tenemos esa costumbre de colgar cuadritos en nuestro despacho. Esa multa me la pusieron por alzar la voz y faltar el respeto cuando, en definitiva, había diez abogados encima de una víctima violando todos los protocolos internacionales y se estaba violando la constitución. Una víctima que había estado años bajo el encierro, la violación y la tortura que es la trata más la droga, todo este combo que ofrece la trata de personas. Y me entero que es la sanción más alta que habido en el país. Entonces, les dije a los jueces que si 1.800 pesos era el costo que tenía que pagar para proteger en ese momento a esa víctima y para que los jueces entendieran que no era el testigo típico, bueno, es la multa que más me enorgullece. Chicanas, muchas, desde el 8 de febrero que comenzó el juicio. Los que gustamos de la lógica les llamamos argumentos adominet porque en vez de probar sus defensores su verdad, y lo digo desde el lado de la defensa porque yo he estado en la defensa de personajes que para la Argentina han sido gratos e ingratos pero nunca me puse atacar al que tengo en frente. Siempre traté de demostrar si lo que tengo para decir es verdad o no y si me alcanzan las pruebas para eso. Acá dijeron que Marita Verón esto, que si la madre otra cosa. O sea, cuando vos no tenés argumento vas al barro pero se encontraron que tenemos botas de goma.
E.A.: –Qué importante que alguien pueda ponerle el cuerpo a esto para documentar la historia.
S.T.: –Necesitamos fiscales como Mónica Cuñarro (ver aparte) que tengan esas actitudes de investigar y trabajar por desbaratar todas estas redes. En la causa de mi hija, les demostré a todos los que me trataron como loca, prostituta y mentirosa, que cuando me arrancaron a mi hija de mi vida ahí quedó todo a la luz. Le mostré a la Argentina que decía la verdad y que no me iba a callar. Se trata de seres humanos, de nuestros hijos. Tenemos que luchar contra estos delincuentes para que dejen de violar y de destruir familias.
A mi hija todavía no la encontré. La tienen ellos. Así ayudé a liberar a más de 900 chicas de distintas partes de nuestro país. Es terrible. Necesitamos que los jueces y fiscales se comprometan y se informen. A mí me llamaron del Juzgado Federal de Salta y estuve reunida con jueces y fiscales. Ellos me decían que en la universidad no le enseñaban a investigar y que cómo había hecho yo para sentar a estas 13 personas en los tribunales.
La llave maestra de todo esto es la investigación y las pruebas. Buscar a las personas. Yo la he buscado a mi hija y la sigo buscando. Así descubrí todo esto. Una información lleva a que se abra otra investigación. No me importaba nada. A mí me intentaron matar dos veces en la calle. Me incendiaron mi casa. Me amenazaron con llevarse a Micaela. Por eso Mica, desde el jardín hasta ahora, va con custodia policía. Me siguen mandando cartas anónimas y planos de cementerios donde dicen que mi hija está en enterrada. Esa vida llevo yo y desgraciadamente me he acostumbrado a vivir de esta manera. Voy a seguir luchando y pelando porque necesito a mi hija. Tengo que saber dónde está y cómo está Marita. Voy a luchar hasta los últimos días de mi vida.
E.A.: –Mucho tuvo que ver Claudio como cineasta.
Claudio Posse: –Tuvo mucho que ver una conversación que tuve con Susana cuando comencé la investigación sobre la trata de personas. Yo no sabía nada, como la mayoría de la gente. Esta es una temática muy oculta. Yo la escuchaba a Susana que la trataban de loca y hago un paralelismo con lo que pasó con las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo. Cómo los poderes, cuando hay muchos intereses en juego, tratan de reprimir comunicacionalmente a los sectores que buscan esclarecer las cosas. En el documental tratamos de mostrar también cómo juegan los medios de comunicación culturalmente. Mostramos cuando la Presidenta firma el rubro 59 y luego Clarín, por ejemplo, esconde el rubro 59 en los avisos de masajes. El dinero genera una constante de esta clase de negocio. A mí me rompió la cabeza la trata de personas porque cuando comencé a investigar el tema, enseguida me surgió la prostitución y eso me devino al tema de la sociedad patriarcal. Y cómo este negocio se mantiene por el cliente. Aquel que consume a la persona tratada.
S.T.: –Quiero pedirle a la sociedad mucho más compromiso que es lo que necesitamos. El estado somos todos y me debe de dar una respuesta. Denunciando y no teniéndole miedo a estas mafias. A los jueces y fiscales que pongan atención en esto que son vidas de personas. Y justicia por todas nuestras hijas.

Fuente: Miradas al Sur.

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