lunes, 20 de agosto de 2012

SALMAN RUSHDIE: ALEGATO POR LA LIBERACION DEL ARTISTA WEIWEI

El creador chino fue arrestado en abril de 2011 y todavia no se sabe donde esta.

Por Salman Rushdie.

La gran sala de turbinas de la Tate Modern de Londres, una antigua usina de electricidad, es para un artista un espacio notoriamente difícil de llenar con autoridad. Su inmensidad puede empequeñecer todas las imaginaciones salvo las de una tribu selecta de artistas modernos que entienden los misterios de la escala, la manera de decir algo interesante cuando también hay que decir algo realmente grande. En una oportunidad, la araña gigante de Louise Bourgeois estuvo, amenazante, en esta sala; Marsyas , de Anish Kapoor, una inmensa figura hueca como una trompeta realizada en una sustancia extendida que evocaba la piel desollada, supo imponerse allí, triunfante.
En octubre pasado, el destacado artista chino Ai WeiWei cubrió el piso con su instalación Semillas de Girasol; cien millones de objetos diminutos de porcelana, cada uno realizado a mano por un maestro artesano, sin dos que fueran idénticos.
Semillas de Girasol es una alfombra de vida, multitudinaria, inexplicable y surrealista en el mejor sentido, “extraña”. Se suponía que las semillas estaban hechas para poder caminar sobre ellas, pero sobrevino una extrañeza mayor. Se descubrió que al pisarlas liberaban un polvo fino que podía dañar los pulmones. Estas representaciones simbólicas de la vida podían, al parecer, resultar peligrosas para la vida. La exposición fue vallada y los visitantes tuvieron que caminar con cuidado alrededor del perímetro.

El arte puede ser peligroso.
Ha demostrado ser con frecuencia peligroso para los artistas mismos. El 4 de abril Ai Weiwei fue arrestado por las autoridades chinas cuando trataba de abordar un avión a Hong Kong y desapareció. Allanaron su taller y se llevaron computadoras y otros elementos. Desde entonces, el régimen ha permitido que se publicaran alusiones a sus “crímenes”: evasión fiscal, pornografía. Estas acusaciones no son creíbles. Parecería que el régimen chino, irritado por la franqueza de su artículo de arte más celebrado, al que su fama había servido de protección, decidió silenciarlo de la manera más brutal.
Ese mismo día, Wen Tao, periodista freelance y uno de los compañeros de Ai, fue secuestrado por varias personas no identificadas en una calle de Beijing, pero la policía se ha negado a decir quién es responsable de su desaparición.
La desaparición de Ai Weiwei se ve agravada por las informaciones de que comenzó a “confesar” . Su liberación es una cuestión de extrema urgencia y los gobiernos del mundo libre tienen un deber claro en esta cuestión.
Tampoco es Weiwei el único artista chino en situación desesperada en este momento. El gran escritor Liao Yiwu no fue autorizado a viajar a los Estados Unidos este mes para asistir al festival PEN World Voices en Nueva York y existen temores de que pueda ser el próximo blanco del régimen. También se le pidió que firmara un documento prometiendo no publicar ninguna otra de sus obras “ilegales” fuera de China (todas sus obras, incluido el fantástico libro que conocemos como The Corpse Walker (“El cadáver ambulante”), llevan años prohibidas en China). La publicación de una nueva colección, God is Red (Dios es rojo), es inminente en Estados Unidos y Europa, y existe verdadera preocupación de que también pueda desaparecer pronto.
El escritor Ye Du fue capturado en febrero y, al igual, que Weiwei, desapareció. Sigue sin haber un reconocimiento de su paradero. No se han presentado cargos en su contra. No se le ha permitido ponerse en contacto ni con su familia ni con abogados.
Teng Biao, escritor y abogado de Derechos Humanos, es uno de los destacados abogados que desaparecieron desde febrero.
Liu Xianbin, escritor, fue sentenciado este mes a 10 años de cárcel por incitación a la subversión. Es la misma acusación presentada contra el premio Nobel de la Paz Liu Xiabo, que continúa en la cárcel, cumpliendo una condena de 10 años.
Otros escritores, artistas y activistas que fueron arrestados o que desaparecieron en la represión draconiana son Zhu Yufu, detenido desde el 5 de marzo y arrestado formalmente el 10 de abril; Liu Zhengqing, mantenido ilegalmente incomunicado en un lugar desconocido desde el 25 de marzo (desde la misma fecha es imposible también contactar a su esposa); y Yang Tongyan (sentenciado a 12 años) y Shi Tao (10 años).
Las vidas de los artistas son más frágiles que sus creaciones. El poeta Ovidio fue enviado al exilio por César Augusto. Fue a dar a un lugar de mala muerte sobre el Mar Negro llamado Tomis. Pasó el resto de sus días rogando que le permitieran volver a Roma pero nunca le fue otorgada esa autorización. La vida de Ovidio quedó arruinada. Pero la poesía de Ovidio sobrevivió al Imperio Romano. El poeta Osip Mandelstam fue asesinado por los verdugos soviéticos de Stalin, pero la poesía de Mandelstam sobrevivió a la Unión Soviética. El poeta García Lorca fue asesinado por los matones del Generalísimo Franco de España, pero la poesía de Lorca ha sobrevivido al régimen tiránico de Franco. Quizá podamos apostar a que el arte ganará su victoria sobre los tiranos. Justamente por los artistas del mundo, sobre todo los que son valientes como para enfrentar el autoritarismo, debemos estar preocupados, y por su seguridad debemos luchar.
No todos los artistas buscan o desempeñan hábilmente un rol público, y quienes lo hacen –Harold Pinter, Susan Sontag, Günter Grass, Graham Greene, Gabriel García Márquez– se arriesgan a la difamación y la burla, aun en sociedades libres. De Sontag, comentarista declarada del conflicto de Bosnia, se rieron porque a veces daba la sensación de que el tema de Sarajevo “le pertenecía”. Las diatribas de Pinter en contra de la política exterior estadounidense y su “socialismo champaña” fueron con frecuencia ridiculizados. La gran visibilidad de Grass como intelectual público y flagelo de los gobernantes de Alemania provocó cierto grado de “Schadenfreude” (alegría causada por el dolor de otro) cuando salió a la luz que, hace mucho tiempo, había ocultado su breve servicio en las Waffen SS como conscripto en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. La amistad de García Márquez con Fidel Castro y la amistad previa de Graham Greene con Omar Torrijos, de Panamá, los convirtieron en blancos políticos.
Cuando los artistas se aventuran en la política, los riesgos para la reputación y la integridad siempre están presentes. No obstante, fuera del mundo libre, donde la crítica del poder es en el mejor de los casos difícil y en el peor totalmente imposible –no existen los Friedman, Dowd o Krauthammer chinos– figuras creativas como Ai Weiwei y sus colegas suelen ser las únicas que tienen el coraje de decir la verdad contra las mentiras de los tiranos. Fueron necesarios los “samizdat” contadores de verdades para revelar la fealdad de la Unión Soviética. Hoy el gobierno de China se ha convertido en la mayor amenaza del mundo para la libertad de expresión, y por eso necesitamos a Ai Weiwei, Liao Yiwu y Liu Xiaobo.

Fuente: Clarin

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