lunes, 23 de julio de 2012

"ME PUTEAN SI PUTEO, Y SI NO PUTEO TAMBIEN"

Creador de un estilo particular, Zambayonny no oculta su simpatía por el kirchnerismo. Compuso la canción oficial del club Olimpo y escribió una novela que se lee en los secundarios.

Por Leandro Filozof

Zambayonny está sentado en un sillón de su departamento, frente a un televisor que transmite un partido de fútbol. En el living, además de su guitarra, hay una mesa ratona con una notebook: confiesa tener una letra horrible y escribe siempre en la computadora. Nunca abandona el mate y ahora también lo acompaña la última edición de Orsai –la revista de Hernán Casciari– y su reciente CD, Búfalo de agua. Zambayonny se niega a sacarse el gorro para las fotos: “Es para molestar porque en realidad tengo una larga cabellera rubia y soy alto”, bromea marcando la pauta de una entrevista relajada y divertida.

–¿Cuál es la principal apuesta del nuevo disco?

–A mí me encanta, estoy muy contento y lo considero de transición. Paso de estar solo con una guitarra en el escenario a presentarme con una banda. De las veinte canciones, doce son con la banda y ocho con guitarra. Pero además hay un tema tecno, hay rock, otro más tranquilo, algunos de humor, otros que no lo son y el cierre con el tema de Olimpo.

–¿Por qué la canción de Olimpo?

–Yo soy hincha de Olimpo y me llamaron de Fútbol para todos para ver si quería grabar el himno. Y cuando fuimos a buscarlo, nos dimos cuenta de que no tenía himno. Yo terminé componiendo la canción oficial.

La figura de Zambayonny creció en muy poco tiempo. En tres meses del 2008 pasó de tocar en un pequeño restaurante de Belgrano a realizar shows en La Trastienda y el teatro ND Ateneo. Lleva realizados cerca de 900 espectáculos en la Argentina y Uruguay. Ahora presentará el nuevo disco el 9 de septiembre (día de su cumpleaños 38) en CellBlock, en Olivos, y el 17 en el Club de la Comedia, en La Plata. Además, se convirtió en un invitado frecuente de varios programas de televisión, entre ellos 6, 7, 8, donde comenzó a verse la otra cara del artista.

–¿El reconocimiento cambió tu forma de componer?

–Hay un cambio, saber que lo que escribís va a ser visto, leído o escuchado por otros. Entonces, por ahí, eso no es una presión sino un condimento: un estribillo que dice alguna cosa, voy a tener que cantarlo en vivo y defenderlo. Puedo defender cualquiera de mis canciones.

–¿Sos autodidacta?

–Sí. Siempre fui de mirar cómo toca la gente o cómo escribe. Soy de analizar canciones pero no he tomado clases. Me harían falta las de canto, las de guitarra no, porque ahora estoy con una banda.

–¿Cómo arrancás con la música?

–Empecé a tocar la guitarra y el teclado de grande, a los 17 o 18 años. Antes había agarrado, alguna vez, una guitarra que tenía mi abuelo. Pero escribir lo hice toda la vida, aunque al principio eran más poemas o cuentos. En casa tengo cajones llenos de poemas que me dan mucha vergüenza.

–¿Poemas románticos?

–No hay otra cosa que eso. Aunque no más cursis que lo que hago ahora. Tenía quince años, claro.

–¿Pensás mostrarlos alguna vez?

–Está bueno, algunas personas escriben diarios y les sirve para recordar lo que pensaban en esa época. Leyendo lo que escribía me doy cuenta de lo que pensaba a los doce años, que fue cuando yo arranqué. Lo leo ahora y me da mucha risa.

–La novela que escribiste, Biografía de un superhéroe, fue muy elogiada.

–Fue elegida por el Ministerio de Educación para todos los colegios secundarios del país. Fue una cosa espectacular. Me da mucha energía para seguir escribiendo. Lo presentamos en la Feria del Libro con un montón de gente. Recibo mensajes todo el tiempo, donde me hablan de capítulos y de los personajes, y la gente va a los lugares donde transcurre la novela y se saca fotos y me las manda. Ahora estoy trabajando en la segunda parte.

–¿Te imaginabas músico o escritor?

–Siempre estuve seguro que iba a tener que ver con eso. Cuando me quedaba solo, en lugar de aburrirme, yo escribía. Si en tus ratos libres escribís, tocás o cantás, te das cuenta de que tu vida sigue por ese lado, aunque tengas una ferretería.

–Las canciones de humor, ¿cómo aparecen?

–Lo hice toda la vida. De chico intentaba hacer parodias, burlas, siempre escribí canciones en broma. El proyecto puntual arranca con la computadora deformando la voz en el 2006. Era una broma con amigos, los asados los domingos, una costumbre que tenemos, llevaba canciones grabadas y nos reíamos mucho. El contraste de poner malas palabras con la voz de Zitarrosa era muy divertido.

–¿Las canciones salen de situaciones o historias de tu vida?

–La mayoría es ficción, no me gusta hacer canciones de gente conocida porque quedan pegadas en mi cabeza y no me divierte. Algunas cosas están porque son observaciones y te divierte un personaje deformado y estereotipado. Pero a la gente le gusta creer que existe la “incogible”.

–¿Tus amigos no se sintieron aludidos en canciones como Las tres cosas de la vida que hablan de alguien “inmortal, impotente y pesimista”?

–Mis amigos saben que toda la vida hice cosas por el estilo. Además, si los puteo, es a la cara y ellos a mí, pero por otras cosas. No van a creer que por elevación les cae una estrofa, pero si les toca, les toca muchachos.

–¿El reconocimiento te permitió hacer un tipo de música diferente?

–De las 120 canciones que tengo, no todas son con malas palabras. El nuevo disco tiene muy pocas. Para mí es un recurso más, jamás levanté esa bandera ni me interesa esa discusión. Llama la atención, sí, de hecho el último disco es mucho más liviano en comparación. Es una elección, yo voy haciendo las canciones que más quiero. Me putean si puteo y también si no lo hago, entonces hago lo que más me divierte a mí. De hecho, en el disco anterior hay canciones que nada que ver. Estoy seguro de que unas palabras sostienen a otras, para romper algunas reglas hay que conocerlas. Para poder meter algunas palabras y que la canción sobreviva a ser escuchada, tiene que haber una segunda lectura. Si no, se descartan rápidamente.

–Muchas de las canciones sostienen una ideología política.

–Desde la primera hasta la última, mis canciones tienen una visión política. Hay mucho texto y es muy difícil separarse de lo que uno piensa. Si ahora parece que tengo una idea política es porque antes no me preguntaban. Pero desde el primer reportaje contesté de la misma manera.

–¿Esa ideología es kirchnerista?

–Me encanta cuando me preguntan: “¿Vos estás totalmente de acuerdo?”. No conozco a nadie que esté completamente de acuerdo con uno mismo. Me ha interesado la política toda la vida. Pero salvo en el principio de Alfonsín, me había costado mucho estar en sintonía con un gobierno. Con la política de derechos humanos, con la política de inclusión y con cierta visión de país que me interesa. Estoy muy cercano al kirchnerismo.

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