lunes, 11 de junio de 2012

SAN MARTIN; COMO PASO DE CAPITAL DE LA INDUSTRIA A MECA DE LA COCAINA

Hace más de 20 años, el municipio era la segunda fuerza industrial de la Argentina. Hoy, en su territorio limítrofe con la Capital Federal, hay alrededor de 135 asentamientos en los que desembocan camiones cargados de droga.

Por: Juan Diego Britos

A finales de los ’80, el municipio de San Martín representaba la segunda fuerza industrial del país y producía el 3% del PBII (Producto Bruto Interno Industrial) nacional. Por eso, no tardaron en bautizarlo como la “Capital de la Industria”. Hoy, según el censo nacional de 2010, tiene más de 400 mil habitantes, alrededor de 135 asentamientos y un nuevo apodo: la “Capital de la Cocaína”. Por las rutas que lo atraviesan llegan los camiones cargados con droga de máxima pureza, elegida por miles de clientes que encontraron allí el shopping ideal para dar rienda suelta a los vicios.
El más conocido de todos los narcos de esa zona del Conurbano Bonaerense fue Miguel Ángel “Mameluco” Villalba, quien en los ’90 transformó a la Villa 18 de Septiembre en uno de los centros de distribución de cocaína más rentable del Gran Buenos Aires.
Para consolidar su poderío, Mameluco importó las estructuras de trabajo de las favelas brasileñas y se convirtió, con la presunta complicidad de algunos sectores políticos y policiales, en el hombre con el que había que sentarse a hablar.
A la par, florecieron otros grupos en los asentamientos periféricos a la Capital Federal, que rápidamente entendieron que los tiempos eran otros y que el negocio de la droga era el postre imposible de rechazar. Sin embargo, no todos se subieron al negocio de la cocaína: muchos de los viejos ladrones trataron de resistir el cambio de época, porque la figura del transa no era bien vista en el universo marginal, ese que manda dentro y fuera de los penales con idéntica tenacidad. Algunos comenzaron a robarles a los vendedores de droga en sus propias casas. Otros, con antecedentes de secuestros extorsivos, se aliaron a policías y formaron grupos que “capeaban” a los familiares de los narcos. Por territorio o por plata, estas prácticas se extendieron, hasta traspasar la frontera que pocos criminales se habían atrevido a cruzar: el asesinato de gente inocente.
Como en toda actividad comercial, la base del cambio fue el acelerado incremento del flujo de dinero: involucrarse en el entramado del negocio de la droga resultó más beneficioso que el robo. “La ‘Garza’ Sosa robaba los blindados con el FAL en la mano. ¿Te imaginás a Mameluco Villalba vendiendo papelitos en la puerta de un ranchito? Es otra época, acá hay villas en las que nadie roba ¿Sabés por qué? Por la droga”, señala el secretario de una fiscalía de San Martín.
“El crecimiento del tráfico de drogas en San Martín se explica porque la organización delictiva cuenta con la complicidad de la justicia y la política. Aparte se perdieron los códigos entre delincuentes; en cana me cansé de escuchar la frase: ‘no robo más, vendo droga porque si te enganchan te dan cuatro años y por robo me como siete, mínimo’”, explica Roberto, ex detenido en una causa por drogas.
Héctor trabaja en la División Drogas Ilícitas e investiga a las distintas bandas que operan en la zona. Para él, uno de los grandes problemas es el narcomenudeo. El otro es que muchas veces la policía no trabaja como debería. “Voltear al que baja la droga lleva tiempo porque el narco se cuida más que el perejil que vende en su casa. Más allá de que hay policías que trabajan con las estadísticas, nosotros tratamos de meter en cana a todos”, se excusa el oficial.
 
Miguel pasó la mitad de su vida preso. Integró bandas de ladrones de caudales, pero su especialidad siempre fueron los camiones. Hace tres meses recuperó la libertad y al regresar al barrio se topó con una realidad muy distinta. Café por medio, cuenta que de la vieja escuela no queda nadie. “Ellos antes no hubieran permitido las cosas que pasaron en los últimos tiempos”, dice. A Miguel todavía le cuesta creer que la droga haya barrido con los códigos de ladrones de la talla de “Kiko” Chávez, compañero de Pedro “Tato” Ruiz, fundador de la mítica banda que en los ’80 concretó grandes golpes a camiones blindados y supo ganarse el respeto entre la comunidad marginal. “San Martín, cuna histórica de las grandes bandas, se transformó en un lugar estratégico para el tráfico de cocaína. Ellos –relata Miguel, con cierto resquemor– dicen que es el descanso del chorro pero no tienen respeto por nada: todo es plata.”
“Antes, cuando salías de estar en cana un tiempo largo y tenías que ‘pararte’, te ofrecían un fierro y un coche para arrancar. Ahora es un kilo de droga. A mí no me da para traicionarme”, añade.
Juan Carlos vive en el Barrio Corea, tiene 45 años y un problema que resolver cuanto antes. “Hay dos pibitos –revela– que venden en la puerta de mi barrio y ya les dije que se tomaran el palo. Como respuesta me paró la policía y me avisó que tenga cuidado. Ahora estoy apretado, soy un peligro para el negocio porque saben que yo robo.”
Pero para entender el fenómeno social que colocó a San Martín en la meca del negocio narco bastan las palabras de Gabriel Katopodis, intendente municipal, quien en la apertura del año legislativo dijo que “vastas zonas de San Martín están fuera de cualquier presencia estatal y faltan los servicios sociales más elementales. Son zonas de profunda marginalidad en un distrito contiguo a la Capital.”
“Se nota en el aumento de la delincuencia y el narcotráfico que consideran a San Martín como un territorio sin ley”, concluyó el jefe comunal. <
Traiciones y secuestros
Otra modalidad delictiva que creció con el auge de la droga en la zona norte del Conurbano Bonaerense fueron los secuestros extorsivos, protagonizados por bandas mixtas o por grupos de ladrones que se volcaron a esta actividad ante la pasividad de la justicia.
Privar de la libertad al familiar de alguien vinculado al comercio de drogas es moneda corriente en el partido de San Martín.
“Levantar” a un corredor de automovilismo para pedirle a su padre –ex ‘contador’ de uno de los principales distribuidores de cocaína– una montaña de euros por su liberación ya no sorprende a nadie. Llevarse a la encargada del buffet de la cancha de fútbol del barrio para que su marido –testaferro de los caudillos– pague con plata y droga la liberación tampoco causa asombro, aunque las autoridades policiales traten de negarlo.
“No se terminó, sigue ocurriendo –contó Miguel– porque ellos mismos (los narcos) te los entregan. Siempre hay alguno que se queda con algo que no le corresponde y enseguida te llaman para decirte que tiene tanta plata. Entre ellos, son re traidores.”
Funcionarios policiales consultados por este diario dijeron desconocer esta problemática y atribuyeron a que todo se trata de una especie de “mito urbano”.
Candela y la pista narco
Caída la principal hipótesis del crimen de Candela Sol Rodríguez, quien para el fiscal Marcelo Tavolaro –hoy apartado de la investigación– fue asesinada en el marco de una venganza “no tradicional” hacia Alfredo Rodríguez, padre de la niña y actualmente detenido en la Alcaídia de San Martín, en el barrio Corea comenzó a circular la versión de que el secuestro podría haber estado enmarcado en un “vuelto” hacia una de las tías maternas de la menor.
“El primo del padre es uno de los que mueve acá: por la calle Italia, entre Washington y Libertador, todos los negocios son de él. Se comenta que la tía de la nena pasó el dato de un cargamento y que la madre no supo leer el verdadero motivo del secuestro”, contó un experimentado ladrón de la zona, que pidió que no se publique su nombre por temor y añadió que “en la zona norte del Conurbano nada es personal, que negocios son negocios. Y que los traidores, pagan con sangre.”
Candela estuvo desaparecida nueve días. El 31 de agosto del año pasado apareció asesinada en un basural de Villa Tesei. En pocas semanas, la policía detuvo a una decena de personas, entre ellos Hugo Bermúdez y Héctor Moreyra, señalados como los autor material del crimen y el ideólogo. Pero la causa se desplomó y ahora está en manos de un nuevo fiscal y otro juez.

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