lunes, 28 de mayo de 2012

TEORIA DE LAS TRES T: TRAVESTIS, TRANSEXUALES, TRANSGENEROS

La ley de identidad de género, educación, salud y reconocimiento. Qué dicen algunxs de las impulsoras del pensamiento que está logrando cambios institucionales. La batalla cultural y los medios homo-lesbo-transfóbicos.

Por Jimena Arnolfi         


Pasaron cosas importantes. En principio, el interventor del Inadi, Pedro Mouretian, pidió disculpas a la comunidad trans en nombre del Estado argentino y lanzó un dossier denominado Hacia una ley de identidad de género. En materia educativa, se lanzó el Bachillerato Popular para Jóvenes y Adultos Mocha Celis, un proyecto educativo con enfoque de género, dirigido –sin ser excluyente– al colectivo travesti, transgénero y transexual. Una apuesta a romper con el paradigma travesti-prostitución a través de la educación y el aprendizaje de un oficio. En cuanto a salud respecta, el Hospital Interzonal Evita, del barrio de Lanús, lanzó el Servicio de Salud para la Diversidad Sexual con el apoyo del Ministerio de Salud y el Inadi para mejorar la calidad de vida de las personas Lgbt (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales).
Hace poco más de un mes, la ley de identidad de género obtuvo media sanción en Diputados. Por otro lado, la ministra Nilda Garré ordenó a las Fuerzas Armadas que se respete la identidad de género permitiendo así que haya oficiales travestis. El contexto empieza a ser distinto y todxs coinciden. No alcanza con “definirse”. Los distintos movimientos militantes travestis y transexuales coinciden en que nombrarse “travesti” tiene que ver con el espacio político necesario de visibilidad. Ahora hablan ellxs.
Feminismo y marxismo. Lohana Berkins es dirigente de la Asociación de Lucha por la Identidad y la ciudadanía Travesti-Transexual (Alitt) y fundadora y actual presidenta de la escuela y cooperativa textil Nadia Echazú, el primer emprendimiento laboral a nivel mundial gestionado y administrado por personas travestis y transexuales que ya lleva más de cuatro años dándoles una oportunidad de trabajo a travestis en situación de prostitución.
Cuenta Lohana que la historia empezó a hilvanarse una vez que Hebe de Bonafini la invitó a su programa de radio por su lucha y trabajo y le dijo que la iba a poner en contacto con Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social. Hoy la cooperativa cuenta con el apoyo del Inaes, el Ministerio de Trabajo de la Nación y el municipio de Avellaneda. Cuando el taller se inauguró formalmente, y llegó Hebe de Bonafini, algunos periodistas le preguntaron por qué tanta ayuda a las travestis. En ese entonces la madre de Plaza de Mayo dijo: “No sé por qué les llama la atención, son personas que quieren salir de la marginalidad y las ayudamos por eso, no porque sean travestis”.
Lohana insiste en que los desafíos por delante son muchos. Pero más en una sociedad atravesada por una cultura hegemónica, patriarcal, burguesa y violenta. Hacia principios de los ’90, fue una de las pionerxs en la organización del colectivo al conocer el feminismo a través de las lesbianas femenistas. Hace 12 años, todavía muy lejos de la posibilidad de una ley de identidad de género, publicó un ensayo en la revista América Libre (http://www.nodo50.org/americalibre) que tituló “El derecho absoluto sobre nuestros cuerpos”. Allí manifestaba: “Lo que nosotras estamos planteando es que no somos ni hombre ni mujer (…) Ahí es cuando la sociedad se comienza a poner medio loca. Porque no es que les moleste que nosotras existamos. Yo voy por el mundo, parezco una señora gordita y todo bien. El problema empieza cuando nosotras empezamos a pedir derechos. Cuando nosotras decimos: ‘No sigan matando compañeras, dennos trabajo, educación, vivienda, salud’”.
Para que otros sean lo normal. Susy Shock es artista trans, activista, cantante de coplas y bagualas y poeta. Ahora, Susy Shock está con su amiga Marlene Wayar en El Bolsón, participando en el 4° Festival Patagónico por la Diversidad Sexual. “En la adolescencia me involucré con el arte. La poesía tiene la ventaja de abrir otros poros y es un desafío recrearla en todos los hechos artísticos posibles”, dice Susy Shock en comunicación con Miradas al Sur. Publicó Poemario trans pirado y Relatos en Canecalon (ambos en Ediciones Nuevos Tiempos) que cuenta con un prólogo del poeta Fernando Noy.
Susy Shock dice que en la medida que nos desidentifiquemos de lo preestablecido, todxs somos seres trans, independientemente de la sexualidad que practiquemos.
Y en cuanto a sus actuaciones –y aunque sea verdad el dicho de Frank Zappa cuando afirmó que “escribir y hablar sobre música es como bailar sobre arquitectura”–, hay que decir que cuando Susy Shock está en escena, algo pasa con sus versos, con su manera de decir, de cantar y recitar. Sus palabras quedan resonando en un lugar indefinido donde las preguntas son más poderosas que las respuestas.
“La ley de identidad de género es un gran hecho histórico pero la batalla fue, es y seguirá siendo cultural. El desafío mayor es dejar de pensarnos sólo como varones y mujeres sino como infinitas posibilidades más. La ley salda enormes faltas pero nos legitima sólo binariamente, o somos varones o somos mujeres y la verdad es que somos mucho más”, remata Susy.
Romper con la transfobia. La cordobesa Marlene Wayar es activista trans, psicóloga social (Universidad de las Madres), ceramista. Coordinadora de la agrupación Futuro Trans y cofundadora de la Red Trans de Latinoamérica y el Caribe Silvia Rivera. También es la directora de El Teje, primer periódico travesti latinoamericano editado en el Centro Cultural Rojas. Por estos días, se la encuentra en televisión, presentando películas en Género Identidad, un ciclo que trata sobre la diversidad sexual en el cine que va los domingos a las 22 por Canal Encuentro (con filmes como Todo sobre mi madre, Mi vida en rosa y La mala educación).
Marlene aclara que si bien se está viviendo un momento histórico, casi el 90 por ciento de lxs chicxs trans están en situación de prostitución, maltratadas y perseguidas por la policía, sin acceso a la salud, la educación y la vivienda.
La revista El Teje se hace enormemente visible en tamaño, formato y colores para decir: “Hay una cultura que hemos ido tejiendo en la oscuridad y que vale la pena ponerla en frente de todos”. Por las tapas pasaron La Mega de Fernando Peña, Peter Capusotto y la Coca Sarli. En sus artículos se puede leer sobre la realidad travesti, temáticas que van desde los riesgos que implican los implantes mamarios y las hormonas hasta crónicas e investigaciones de casos concretos de violencia, abuso y hasta asesinatos de compañerxs travestis.
“Con el tiempo, ya no nos van a importar nuestras prácticas sexuales, o nuestro deseo como objeto identitario sólo nos va a importar cómo nos construímos como personas. De ahí seremos más móviles y mutables”, dice Marlene en referencia a todo aquello que complejiza a una persona: la cultura, los ancestros, lo inabordable.
Boys don't cry. Lisa Kerner es activista de la comunidad Lgbtiq (Lesbian, Gay, Bisexual, Transgender, Intersex and Questioning), impulsora del proyecto Brandon, codirectora de casa Brandon, forma parte de MECA (Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos) y es ilustradora. Trabaja articulando estrategias con otras organizaciones, activistas independientes, artistas y diferentes actores de la sociedad civil para lograr cambios en lo que respecta al colectivo Lgbtiq.
Lisa también es conductora, junto con Diego Trerotola, de un programa de Albertina Carri que cuenta con la dirección de contenidos de Marta Dillon y que se llama Visibles. Aunque nunca fue emitido, el trailer está disponible en YouTube, el proyecto sigue en pie y actualmente busca aire.
Por Casa Brandon han pasado las artistas e intelectuales del movimiento trans, así como gran parte de los activistas y artistas de la ciudad de Buenos Aires. Músicos, escritores y artistas plásticos. “Un poco cansadas de itinerar por la ciudad empezó a dar vueltas la idea del espacio propio. Cuando sucedió la tragedia de Cromañón nos quedamos sin lugar y la idea tomó fuerza. La galería de arte, la música, la poesía, el activismo, cruzando todo desde un lugar nuevo, experimentando nuevas forma de participar. Un lugar donde el arte y la cultura de la comunidad Lgbtiq y sus aliadxs, fueran protagonistas”.
Hasta el momento no existía nada parecido. Casa Brandon funciona como una usina de ideas cuya consigna es “amor-visibilidad-respeto”. El nombre es en homenaje a una víctima de la transfobia, Brandon Teene, un chico trans que fue violado y asesinado a principios de los ’90 por sus amigos al descubrir que tenía genitales femeninos. La historia de Brandon, que había nacido como mujer pero vivía como hombre, fue narrada en la película Boys don't cry.
Unx y unx y unx. Para entender de lo que hablamos, Lisa Kerner aclara el panorama y dice que una lesbiana es una lesbiana, un gay es un gay, una travesti es una travesti y un o una trans es un o una trans. El significado que adquiere cada una de estas palabras varía según la persona. “Es decir, lo que significa lesbiana para mí, seguramente no sea lo mismo que para otra lesbiana. Incluso puede haber lesbianas/gays que además se identifiquen con lo trans. Hay travestis que no se identifican con el término trans y otras que sí. Cada cual tiene su argumento y todos son válidos. Por ejemplo: muchas travestis reivindican el uso del término porque detrás de éste hay toda una historia, una idea de comunidad, un camino recorrido, cultura, códigos propios. Hay conceptos de los que partimos y luego vendrán los matices y/o las aclaraciones. Generalmente cuando decimos “trans” incluimos “las tres T”: travestis, transexuales y transgéneros”.
La tele homo-lesbo-transfóbica. El conductor del chichegelblungiano Impacto 9 salió disfrazado de travesti por las calles de Palermo para experimentar qué se siente “ser así”. Como si el ser travesti nada tuviera que ver con una elección sexual y una construcción de género. El mismo Chiche Gelblung la invitó a la escritora Naty Menstrual en plena presentación de su libro Continuadísimo (Ediciones Eterna Cadencia), y la presentó con el sonsonete “Ah, sos transexual pero no impostás las voz, tenés voz de hombre”. Naty Menstrual respondió que ella no quería parecerse a una mujer pero que en cambio el sí se quería parecer a un periodista y no le salía. Luego le preguntó si había leído su libro porque ella iba ahí a presentarlo, a hablar de literatura, y la sacaron del aire.
En programas de pseudo periodismo de investigación, el capítulo que cuenta historias de travestis nunca falta. Todavía se pueden ver en YouTube programas como Calles salvajes, conducido por Martín Cicioli y reporteado por el movilero rubio en la calle, desde donde se presentan informes titulados “Clientes de travestis” y “Sexo callejero”. En este último, se lo ve al movilero rubio acompañando a un grupo de travestis, en medio de la noche –porque si estos productos hablan de travestis es casi condición sine qua non que sea de noche–, en el recorrido por un parque del conurbano bonaerense donde se va a “tener sexo de parado”, etcétera.
“La tele sólo nos muestra una chica que hoy se está drogando, pero nunca hace el ejercicio de pensar que esa chica travesti de 25 años fue una niña abandonada a los 12 y tuvo que cambiar el sánguche o el poxirrán por sexo. Ahí es cuando nos desprendemos de nuestra responsabilidad social, en tanto función materna o paterna, como sociedad nos olvidamos de dar cuidado, abrigo; el estado no da ninguna posibilidad de desarrollo, pero cuando nos encontramos con la puta en la vereda, fragmentamos sólo ese segundo sin ser concientes de nuestra propia responsabilidad en esa construcción de ese sujeto que vive como puede, en situación desesperada según las condiciones que nosotros mismos le dimos”, dice Marlene Wayar.
En el caso de “Clientes de travestis”, el “cronista” acompañó a los clientes a unos departamentos donde aparentemente trabajaba una travesti y charló cómplice con el encargado del edificio en tono despreciable. “Mostrar al cliente de una travesti sólo como un consumidor no profundiza en la pregunta del porqué primero sólo somos consumidas en el ámbito de la prostitución. Al mostrarnos desde los medios de comunicación de esta manera, la gente no se imagina que, fuera de ese ámbito, nosotras podemos ser cuerpos celebrados, cuerpos que pugnen en los estándares/estantes del deseo”, dijo Lohana Berkins al ser consultada por Miradas a Sur.
Susana Giménez, hipocresía y doble discurso. Ningún medio hegemónico se acercó a Lohana Berkins, por ejemplo, para hacer una nota sobre la escuela cooperativa textil. “No quisieron mostrar ni nuestro trabajo ni nuestra capacidad de gestión y de inventiva, pero sí les parece bien disfrazarse de travesti para una nota, publicarnos en el rubro 59 o en una página policial”, cuenta.
Hace unos meses, Susana Giménez tuvo que pedir disculpas a la audiencia porque dijo que le daban asco las mujeres lesbianas. A dos semanas de la aprobación de la media sanción de la ley de identidad de género y de la medida tomada por la ministra Nilda Garré para que en las Fuerzas Armadas se respete la identidad de género de las personas travestis, Susana Giménez volvió a hacer gala de sus fobias y preguntó desde su living qué podía tener de respetable una policía travesti.
La paradoja –o no– es que históricamente sus humoristas supieron ser hombres disfrazados de mujeres, la mayoría de las veces estereotipando el ser travesti para la risotada fácil y menosprecio. Antonio Gasalla en su rol de La Abuela, Humberto Tortonese en la piel de la diputada Gasconcha y el Midachi casi gobernador de Santa Fe Miguel del Sel con su personaje de La Tota, travesti que se agarra sus genitales para provocar a los invitados que Giménez lleva a su living.
Hace no hace mucho tiempo, el Estado encarcelaba a las travestis. Sigue sucediendo algunas veces. La ley viene a cubrir un vacío legal. Pero, como dice Susy Shock, las transformaciones no son inmediatas y la batalla sigue siendo cultural. La responsabilidad es de todos. Y así lo dice Kerner: “Todxs debemos exigirle medidas al Estado, pero también a otras instituciones y espacios de poder, como los medios de comunicación. Si logramos que el Estado legisle pero luego las leyes no se aplican, no se respetan o no van acompañadas de políticas públicas, de nada sirve. Es urgente que se eduque a quienes educan, a quienes son responsables de nuestra salud, etc. Pero también que se monitoreen los medios de comunicación, que creo son los grandes formadores, junto con la escuela, de opiniones homo-lesbo-transfóbicas a través de permanentes expresiones estigmatizantes totalmente naturalizadas”.

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