domingo, 13 de mayo de 2012

"AMERICA TIENE QUE ABOLIR LAS FRONTERAS"

Totó La Momposina, música por la identidad. Acaba de ganar dos premios Grammy por una canción junto a Calle 13.

Por Leandro Filozof

Totó La Momposina dijo alguna vez que sólo iba a ser importante en Colombia si ganaba un Grammy, y el 10 de noviembre ganó dos en la edición latina: “Lo dije porque resulta que hay dos clases de artistas, los que están pendientes de ganarse premios y los que hacemos música y somos artistas sin pensar en que nos van a dar premios”, explica la artista por teléfono desde México. Los premios –Grabación del año y Canción del año– fueron por “Latinoamérica” que hizo junto a Calle 13.

–¿Qué importancia tiene el premio?
–No hago música para conseguirme premios, hago música para la identidad, para que se quede archivada en el acervo popular de un pueblo. Que no lo olvide, porque eso es lo único que lo va a distinguir. Está la clave de sol, y quién es el sol, es el que nos alumbra a todos nosotros. No tiene fronteras. Hay un elemento conductor que es el amor, muchas personas están enfermas porque no sienten amor por nadie, porque se volvieron muy materialistas y se enferman por eso. Uno tiene que trabajar no para tener sino para desarrollar el ser.

–¿Se puede luchar contra el materialismo desde la música?

–Creo que sí, la música no tiene fronteras, ni colores políticos, ni tiene ideales individuales, porque las notas pueden hacerse para hacer buena música o mala música.

–¿Unir a los pueblos con la música?

–Claro que sí. La América tiene que estar unida, nuestro libertador Simón Bolívar precisamente estuvo luchando para crear una gran unidad en la América y nosotros tenemos que buscarla a través de la música, abolir las fronteras.

–Es la idea de la canción “Latinoamérica”.

–Claro, “Tú no puedes comprar el aire, tú no puedes comprar el calor, tú no puedes comprar la lluvia”, eso lo creó Dios y no lo hizo para un núcleo limitado, para ciertas personas.

–¿Cómo surgió la idea de grabar con Calle 13?

–Me conocían y además la productora de ellos es amiga mía. Les entregó un disco y se les ocurrió hacer un trabajo. Salió del corazón, porque los artistas nos unimos a través de la música. La música de Calle 13 es la que en este momento los muchachos están escuchando, es el auge, algo con lo que nos podamos unir.

–También grabó “Zapata se queda” con Lila Downs.

–Con Lila nos encontramos hace como dieciséis años en Europa. Ella dijo que cuando me vio, le dio más fuerza e inspiración de seguir en su lucha. En relación a la canción, la escribió ella pero por cosas de la vida cuando yo tenía 12 años, vi una película de la Metro Goldwyn Meyer que se llama “Viva Zapata”. Para mí, Emiliano Zapata es un señor que ahora le dicen guerrillero, pero no fue ningún guerrillero. Las personas que trabajan y tienen sus ideales, y pelean por sus ideales, lo pueden tomar para bien o para mal. De todas maneras, siempre he sentido que en México ha habido diferentes personas del pueblo que han peleado por sus derechos y tierras, Pancho Villa por ejemplo. Uno, por las creencias y convicciones, y la filosofía que tiene en la vida, siempre se inclina por la ley de la igualdad. Porque el universo está formado de eso: paz, amor y justicia. Y eso tiene que funcionar en todo el mundo a través del verbo, del trabajo y a través de la música y de todos los movimientos que uno haga en el universo.

La primera vez que Totó visitó la Argentina fue para cantar frente a una multitud: “Nos invitaron al Bicentenario, que para mí y para todo el mundo fue algo inolvidable. Ver a un millón de personas diciendo que “Viva la América” y escuchando la música de identidad de un país y entendiendo perfectamente el mensaje, significaba que había algo ahí. Que es la energía del amor a través de la música”, cuenta Sonia Bazanto, más conocida como Totó La Momposina.

–¿Por qué no vino antes a la Argentina?

–Tengo una carrera bastante extensa en la interpretación de la música de la identidad de mi país. Soy una señora que ha trabajado mucho por la música de la identidad de Colombia, y con Argentina estamos cerca pero muy lejos. Siempre me pregunté por qué no había viajado nunca a la Argentina, por qué no había recibido una invitación. Nosotros los artistas aprovechamos tocar siempre como un pretexto para visitar los países a los que queremos ir pero nunca se presentó la oportunidad.

–¿Conoce los derivados de la cumbia que hay en la Argentina?

–Los derivados en Argentina, en el Perú, en Ecuador, en Chile, en tantos lugares. La música siempre ha sido circundante y, por eso, la música de la identidad no tiene fronteras. Porque uno encuentra melodías y patrones culturales que nos unen a todos. Pienso que la cumbia llegó y sé que en toda Sudamérica llegó de una manera comercial y no tradicional. Entonces ahora, cuando escuchan la tradicional, seguramente son puntos de interrogación y uno tiene que aceptar el ritmo que ha tomado en los diferentes países, porque “Al pueblo que fueres haz lo que vieres”.

Totó nació en la isla de Mompox, en Colombia, en 1948. Su relación con la música empezó de pequeña: su padre zapatero, pero también percusionista, invitaba músicos a su casa que a su vez atraían a estudiantes y otras personas creando fiestas enormes. Luego estudió en el conservatorio en Colombia y comenzó a hacer giras por Europa: “Llegué a Europa y sentí que esas tierras no eran extrañas porque yo las conocía. Precisamente antes de venirme para México, recordé a Paulino Salgado, que era un magnífico tamborero de un asentamiento negro de San Basilio de Palenque. Amaba la música, tocaba donde podía, en la calle o en los mercados, y con él hice el primer trabajo de andar por bares en Europa”, cuenta Totó. Sin embargo, un claro punto de inflexión en la visibilidad en la carrera de La Momposina fue cuando Gabriel García Márquez la eligió en 1982 para que musicalizara en su entrega del Premio Nobel de Literatura en Estocolmo, Suecia: “Ese fue un premio, los Nobel no se ganan siempre en la vida. Él se ganó un premio en literatura pero para corroborarlo nos llevó a nosotros, la gente del pueblo que somos los que hacemos la cultura del pueblo. Nos mostró y corroboró que todo lo que decía, lo que dicen que no existe, resulta que sí existe. Cosas como el maricómetro, un péndulo que se pone en la palma de la mano y si se mueve horizontal o verticalmente es porque si el bebé es un hombre va a ser homosexual, que están en nuestra mitología y de las que habla Gabo en Cien años de soledad”.

–¿Qué opina de lo que sucedió con Alfonso Cano?

–Cada uno hace su propuesta de inconformidad en la vida de acuerdo a lo que maneja. Mi inconformidad la manejo a través de la música de la identidad, seguramente el señor Cano pensaba que podía lograr un cambio en el país a través de las armas y yo no soy quién para decir si estuvo bien o mal o si el Estado estuvo bien o mal.

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