miércoles, 25 de agosto de 2010

TELE VILLA EN VIVO Y EN DIRECTO

Vecinos de la 31 y la 31 Bis de Retiro lanzaron un canal hecho por ellos mismos: Mundo Villa TV.
El principal estudio del canal funciona en una casa que además de hogar de familia es salón de fiestas y sede del correo. Hasta que el canal salga al aire, pibes del barrio aprenden planos de televisión. A la tarde, el picadito en la canchita nunca falta. (ESTEBAN WIDNICKY)

Abajo hay una canchita de tierra con un arco que tiene más centímetros de alto que de largo, una placita con juegos y sin chicos, una jauría de ocho perros que no dejan de ladrar, vecinos que se saludan, el olor a fritura de comida para vender y un cartel blanco con letras góticas en azul que dice “Mundo villa tv”.
Arriba están los autos, la curva, los pisos y las piezas nuevas casi a la misma altura de los autos.
Segovia quiere que los automovilistas que pasan por la autopista que está a cinco metros de su casa vean la capacidad para trabajar que tiene la gente del barrio. “Porque acá, en la 31 –dice Segovia– hay vecinos que trabajan en el armado de los hierros del Hotel Hilton y otros que construyen autopistas. Además hay plomeros, gasistas y albañiles de las empresas más importantes del país.”
Desde hace meses, en la 31, también hay periodistas, actores y productores.
Segovia es cuarentón, llegó de Bolivia hace 15 años, y es delegado de la manzana. Usa un pantalón largo azul del Chelsea y una campera a medio cerrar de la marca que sólo puede vestir a Racing. A esta altura del día, faltan minutos para las siete de la tarde, la raya al costado anda perdida en su cabellera morocha. Su casa es, además de casa, salón de fiestas, sede del correo argentino en el barrio y estudio de televisión de Mundo Villa TV, de donde dice ser “Director de televisión”, a pesar de que hasta el momento se gana la vida como herrero y con la ayuda de una tarjeta que le permite sacar alimentos del supermercado gratis.
–Hay un entusiasmo muy grande. Es la primera vez en 200 años de historia que un barrio carenciado tiene su propio canal de televisión, por más que lastimosamente recibamos cosas como cabecitas negras y villeros– afirma Segovia y agrega: “Yo vi muchas cosas aquí que ni hablo… tipos famosos que venían en autos lujosos a comprar drogas, pero ese tema no quiero tocarlo. Haremos el noticiero con cautela, queremos mostrar lo diferente. No te digo la verdad, porque aquí está el bien y el mal, como en todos lados”.
Cuenta que así como los vecinos están trabajando en una red de cloacas de 220 metros, le gustaría construir en el sector de la canchita y la plaza, una plataforma de material y un buen buffet para recibir a los artistas internacionales que vengan de visita a los programas del canal.
La 31 queda en Retiro pero refleja un país: de un lado la villa, la falta de cloacas, la inmigración que viene aquí si no tiene adonde ir, y del otro, los edificios de Libertador, Puerto Madero, el Sheraton, el Hilton, los pisos, los famosos. La 31 es la villa que tiene la costumbre de ser noticia por crecer para arriba.

Mundo Villa TV. Lo del estudio de televisión surgió hace un año cuando los vecinos se juntaron con la idea de una señal de cable. La 31, debido a las vías, el río, la terminal de ómnibus y el ferrocarril, está aislada comunicacionalmente. No existía –no existe– la posibilidad de colgarse del cable como en otros barrios.
–Hicieron parabólicas y empezaron a decodificar canales de Bolivia, Perú, Paraguay. Ya se había armado una pyme de comunicación que trabajaba con corresponsales en cada villa y necesitaban un permiso. Ahí caí yo –dice y se ríe Víctor Ramos, que trabaja en villas desde la última dictadura, y es periodista, director de cine, guionista y presidente de la asociación internacional SOS discriminación–.
El único servicio que se podía contratar era Directv, a cambio de 150 pesos mensuales más unos mangos que le tiraban a un instalador sin que se enterara la empresa, claro. Los vecinos que solicitaron el abono debieron inventarse una dirección. La mayoría dice vivir en Retiro, pero no en la villa y sí sobre la avenida Libertador. Víctor Ramos pensó en una señal comunitaria con una producción del barrio para hacer contenidos propios. Gabriel Mariotto, titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, visitó el barrio y se entusiasmó con la propuesta.

Preproducción. El encuentro con Víctor Ramos es en Avenida de Mayo al 800. Las oficinas de SOS discriminación están en un cuarto piso de un edificio pegado a un locutorio que ofrece llamadas a celulares sin crédito. Es un pasillo de veinte metros y de paredes blancas; detrás de la primera puerta está Joaquín. Joaquín es uno de los voluntarios que dictan cursos de periodismo para los jóvenes del barrio. Hoy es viernes y por una excepción vinieron Israel y Víctor de la 31, y Brandon, de la Rodrigo Bueno. Los talleres comenzaron hace seis meses y son dictados los sábados en la casa 35, manzana 99 de la villa 31 Bis de Retiro por estudiantes avanzados de las carreras de comunicación y letras de la UCA, el Salvador y la UBA. Concurren adolescentes de entre 16 y 22 años. Están aprendiendo planos de televisión. Israel fue con Joaquín hace poco a entrevistar a un funcionario del Gobierno e hizo de asistente de dirección.
En la puerta del fondo están Ramos y Julio Zarza, actor y protagonista de la película La 21, Barracas . Antes, fue verdulero, botellero, carpintero, metalúrgico, vendió perfumes. Zarza estudió teatro y ahora da clases para la gente de la villa 21, donde se crió y hoy ya no vive porque dice ser un adicto en recuperación. Es director del diario Mundo villa, y habla sobre el canal de televisión:
–Estamos viendo qué decidimos con la programación. Podemos hacer de todo: poner a la gorda más chusma del barrio y sacar un programa de chimentos. Después queremos mostrar la diversidad cultural del barrio, los distintos grupos de música que tenemos. En ficción existen historias de vergüenza por ser de una villa. Algo verdadero que pasa acá: un pibe se engancha con una piba de afuera y no le da para traerla. Y deportes, para mostrar los campeonatos de fútbol de los domingos.

Convocatorias. En la villa, en la puerta de la casa de Ledesma, que también es salón de fiestas, sede del correo y estudio de televisión, el cartel invita a todos los jóvenes del barrio interesados en un curso de periodismo. “Vienen más de 20 chicos. Sería muy hermoso que el día de mañana salga un profesional del periodismo que pueda entrevistar a funcionarios sobre la situación de los barrios”, dice Ledesma, que añora dictar allí talleres de modelaje, también dos proyectos de programa para septiembre calculan, cuando esté al aire Mundo Villa TV.
Tres de esos pibes están sentados, como si fueran a rendir un oral delante de sus compañeros de secundaria. Brandon, de la Rodrigo Bueno, relata que le gustaría contar la noticia de que en su barrio los vecinos se unieron para hacer una vereda. Víctor –que aspira a ser camarógrafo– habla de lo que las noticias exageran de la vida en un barrio, e Israel, que le gustaría ser periodista para entrevistar a políticos.
Ledesma posa para el fotógrafo en el estudio de televisión. El estudio de televisión es de paredes amarillas y techo anaranjado, y de piso hay una alfombra beige; las cortinas son blancas. Se ve un gatito, entran y salen dos perros. Hay una biblioteca con pocos libros, una bola de boliche, dos televisores y un dvd. Para sentarse hay bancos de madera, de los largos, y sillas blancas, de las que se ven en las veredas de locales cuando hace calor. Pero Ledesma habla como si su casa –su estudio– fuera como el de la BBC de Londres. Acompaña hasta la salida del barrio. Es prácticamente imposible no embarrarse las zapatillas. Se debe ser muy ágil para esquivar los charcos en algunos sectores donde casi no hay luz, y uno siente que los pies se le van empapando. Ledesma camina y va enseñando el barrio: el santuario al Gauchito Gil, los puestos de comida más rica, los odontólogos, el local para tramitar el DNI y un certificado de pobreza. Saluda en la salida; ahí, donde hoy, víspera de feriado, los puesteros preparan su mercadería para la feria de mañana. Pegada al sector de la feria, hay una canchita de fútbol. Son casi las ocho de la noche y una banda de chicos está por comenzar un partidito. La cancha tiene luces, arcos sin redes, la villa que sigue creciendo para arriba de fondo, la canchita está linda. Es potrero puro. Dos pibes eligen los equipos de a un jugador. Recién hicieron el pan y queso. Piden que les saquen fotos. También se ve al más petiso de todos, rogarle a los que eligen que lo elijan. Casi que lo pide de rodillas. En unos meses, esas imágenes llegarán a la televisión.

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