jueves, 29 de julio de 2010

"GOLPEEN SU TRASERO"


Las conversaciones secretas de Nixon sobre Salvador Allende.


Por Lucas Cremades

Con el tiempo, los planes oscuros salen a la luz. Grabaciones desclasificadas en los Estados Unidos –publicadas en la página web nixontapes.org– confirmaron los planes perpetrados por el entonces presidente Richard Nixon de “golpear en el culo” y derrocar al “hijo de puta de Salvador Allende”, presidente chileno entre 1971 y 1973, que fallecería en septiembre de ese año, durante el golpe de Estado de Augusto Pinochet.

“Los estadounidenses mueren de ganas de que golpeemos a alguien en el culo”, se lo escucha decir a Nixon en una de las tantas conversaciones con su consejero de Seguridad Nacional y posterior secretario de Estado, Henry Kissinger, acerca de Chile y el líder socialista. Además, las conversaciones exhiben por primera vez el posible reconocimiento del papel que había jugado la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en el asesinato, en 1970, del entonces comandante en jefe del ejército chileno, general René Schneider, con el objetivo de boicotear la toma de posesión de Allende como presidente de Chile.

Ocurrido el triunfo de la coalición Unidad Popular comandada por Allende en las elecciones municipales en abril de 1971, el plan de Nixon contra la izquierda naciente del país trasandino fue de menor a mayor. “Es un Estado fascista”, advirtió el mandatario estadounidense tras el triunfo electoral del líder chileno, durante una conversación en el Salón Oval.

En estas grabaciones, a Nixon se lo escucha furioso con la decisión que había tomado Chile al nacionalizar las empresas estadounidenses, fundamentalmente las dedicadas a la extracción de cobre.

Los detalles de las conversaciones referidas al gobierno popular de Chile comprenden gran parte del mandato de Nixon, entre 1969 y 1974. Se destaca la que corresponde al 11 de junio de 1971, en la que el presidente estadounidense le transmite a Kissinger la opinión del secretario del Tesoro, John Connally, que le había sugerido que si Washington no hacía nada frente a la figura en ascenso de Allende y sus seguidores socialistas, otros países latinoamericanos empezarían a nacionalizar empresas norteamericanas. Acerca de esto se explaya Nixon: “El efecto en el resto de Latinoamérica, sin importar lo que escuchemos desde el Departamento de Estado y el resto, va a ser malo para nosotros –dice–. Todo lo que hagamos con el gobierno chileno será observado por otros gobiernos y grupos revolucionarios en América latina” expresó.

Tiempo más tarde, el 5 de octubre, Nixon le transmitió a Kissinger y Connally su decisión: “He decidido remover a Allende. Todo vale en Chile. Golpeen sus traseros, ¿ok?”. “De acuerdo”, respondió Kissinger al final de la reunión.

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