sábado, 22 de mayo de 2010

PARA LA LIBERTAD


Un encuentro de reflexión sobre el pensamiento de Michel Foucault, entre otros intelectuales, concitó la atención de medio millar de docentes. Ética, relación entre política y vida cotidiana, violencia y democracia, fueron los ítems que desarrollaron especialistas. Cómo trasladar esos temas a los colegios.


Por Luciana Malamud


La misma semana en que los gremios docentes y el gobierno intentaban llegar a un acuerdo salarial y las aulas todavía estaban semivacías, medio millar de maestros y profesores participaron del “Encuentro de pensamiento contemporáneo. Pensar la política, un desafío en la tarea de educar”, organizado por el Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires. Una cabal demostración de que los actores educativos tienen en claro que, si bien la remuneración justa es un pilar en la calidad de la educación, también lo es la reflexión y el debate. La ética, la relación entre la política y la vida cotidiana, el nuevo rol de los intelectuales en América latina, historiografía de la justicia en el subcontinente, comunidad y violencia, la democracia en la Argentina del siglo XIX en relación a los próceres y la política actual de China y Rusia, fueron los temas convocantes y sirvieron como disparadores para hablar de multiculturalidad, relación entre Estado y sociedad, y entre valores e intereses, además de las transformaciones históricas de la educación.

“La escuela tiene que ser un lugar en donde se discuta el mundo contemporáneo, se conozcan los debates y los pensamientos del mundo actual”, afirmó el director general de Cultura y Educación bonaerense, Mario Oporto. El encuentro, que se realizó entre el 26 y el 28 de marzo en la ciudad de La Plata, no tuvo una intención didáctica sino que consistió en una propuesta diferente a la que están acostumbrados maestros y profesores: actualizar los temas del debate político para que generen docentes con mayores conocimientos y más libertad en la toma de decisiones; elementos centrales para lograr mejor calidad en la educación.

El carácter gratuito de las jornadas y la apertura a la comunidad en general, consiguió una asistencia de entre 400 y 500 personas que intercambiaron ideas, preguntaron y conversaron con historiadores, sociólogos y filósofos, tanto locales como extranjeros.

“Me llamó mucho la atención la calidad y consistencia de las preguntas”, reconoció Edgardo Castro a Veintitrés. El filósofo y profesor de la Universidad Nacional de San Martín estuvo a cargo de la ponencia “Lecturas de la modernidad educativa: disciplina, biopolítica, ética”, en la cual brindó una nueva visión del pensador Michel Foucault: focalizó su presentación en la biopolítica, aquella noción que surgió a mediados de la década del ’70 y que sostenía la influencia de la política en la vida biológica de las personas, ya que podía gobernar las tasas de natalidad y mortalidad, controlar epidemias y avanzar sobre la idea de sanidad.

“Foucault tomó esta base y planteó una lectura de la modernidad diferente a la que se da normalmente –explicó Castro, uno de los mentores del encuentro–. Tenemos idea de que la modernidad inventó el derecho individual, pero Foucault afirma que inventó la medicina social. No como inventora del individuo sino de la población, no de la libertad sino del control y la seguridad.”


Estos conceptos parecen poco afines a la educación pero permiten repensar algunas tendencias actuales, como la medicalización de los chicos, por ejemplo. Una práctica devenida en común para solucionar los problemas de comportamiento o de atención en las aulas.

“El encuentro no estuvo centrado en la didáctica ni en la pedagogía –afirmó Castro–. Hay un gran déficit de las políticas educativas y, en general, las reformas se centran en las técnicas, pero esta vez las jornadas fueron puro contenido. El tema de los intelectuales está relacionado con qué figuras de referencia se terminan utilizando en la escuela. También es una discusión de los criterios para pensar la política y la propia historia.”

El argentino Gustavo Santiago– profesor de filosofía y asesor del programa escolar Filosofía para Niños– dictó un taller de la materia destinado a jóvenes. Elías Palti, doctor en historia de la Universidad de California, se refirió a los primeros pensadores del concepto de democracia en el siglo XIX. Roberto Espósito, profesor en Italia y uno de los mayores representantes actuales de la filosofía política, se refirió a un tema tan candente como la violencia y la comunidad y expuso su idea de que la violencia no surge de las diferencias sino de la indiferencia, basado en que las comunidades más homogéneas son las más violentas.

“Es importante llevar a la escuela contenidos para que los chicos aprendan política, desde qué significaba ese término para el pensamiento griego hasta lo que significa ahora. Qué es la democracia, qué son las comunidades y cómo vivir en ellas”, dijo a Veintitrés el ministro bonaerense. “Creemos que la escuela tiene que ser un ámbito del conocimiento más actualizado de la ciencia, de la tecnología y de la cultura contemporánea –sostuvo Oporto–. Lo primero que hay que brindar para fortalecer la enseñanza de las ciencias sociales es libertad de enseñanza, de lectura, de no prejuicio, de búsqueda de todos los caminos académicos y bibliográficos para después poder transmitirlos en el aula.”

Los docentes que asistieron coincidieron en que no son muchas las oportunidades que se les presentan para hablar de temas del mundo actual, de los problemas comunes a los países y de lo que los une. Ayudar a comprender mejor el mundo y brindar la posibilidad de formar una visión crítica de la realidad también son funciones de la escuela, y para eso los docentes tienen que estar preparados.

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