sábado, 29 de mayo de 2010

PAPARAZZI EN LA INTIMIDAD O LA VIDA POR UNA FOTO


Tácticas, estrategias y anécdotas de quienes cámara en mano buscan retratar a los famosos. Aquí los mejores secretos de un oficio riesgoso pero menospreciado.



La otra vez, Carlitos, acompañado por otro colega en un auto, entró a un telo y pidió una habitación, con la mejor cara de estar feliz con su chico y el conserje le dijo que no, que todavía no se había inaugurado el sector gay. Carlitos puteó. Por haber pasado por gay y por no enganchar a la vedette Silvina Luna con el futbolista Ariel Garcé, quienes acababan de entrar al lugar.

La vez pasada, Carlitos, se puso un delantal y llegó al segundo piso de un hospital buscando a Sandro. Ponía cara de doctor y saludaba a los médicos que se le cruzaban hasta que se le acercó uno, le preguntó quién era y no supo qué decir. Tiempo atrás había hecho lo mismo en un hospital militar.

En una ocasión, la única en diez años, Carlitos cobró. Estaba un domingo en la barra de Pizza Banana, tomando algo, como si fuera uno más. Hasta que le hicieron señas. Y las entendió. Y salió. Salió detrás de la vedette Natalia Fassi, que caminó por la costanera y se subió a la camioneta de otro Carlitos, Carlitos Tévez. El Carlitos fue, se acercó, miró, sacó su cámara, chick, chick, y Tévez se bajó. Acompañado por varios amigos, lo golpeó para que las imágenes no aparecieran en los medios del corazón.

Ahora, Carlitos, que es Carlitos González, toma un cortado en un bar de la avenida Cabildo y cuenta los secretos de su profesión. Es uno de los cuatro fotógrafos paparazzi que hay en los medios gráficos más importantes. Está de bermudas y remera blanca. Aclara que el paparazzi debe pasar desapercibido. Siempre.
-Paparazzi es el que cuando no tiene tema se genera uno y trae trabajo a la redacción; es un cazanotas -asegura Carlitos.

Made in Argentina. Es miércoles y Luis Ventura está de cierre en la revista Paparazzi. De cierre significa que se están ultimando detalles para mandar a imprimir el número que saldrá el viernes a la calle. Compró, dice, una foto que será tapa: Liz Solari en San Pablo, Brasil, acompañada por un hombre, a 40 días de sufrir el fallecimiento de su novio. Esa foto la sacó un nadie. Un nadie que pasó por ahí, sacó su celular, la fotografió y al regresar a Buenos Aires lo llamó a Ventura y le pidió 3.000 pesos. Ofertas de fotos le llegan a diario, a su celular y a la redacción de la revista.

-La semana pasada un paparazzi de Crónica metió la foto de la Hiena Barrios manejando y planteó un debate social bárbaro. El paparazzi te trae la nota que no tenías en la cabeza. Ellos están a la pesca y quizá consiguen una nota de puta madre, notas que se hacen a partir de la foto, que hasta te hacen cambiar el tema de tapa.
Si uno fuera paparazzi y pudiera, se iría a trabajar al exterior. "En Estados Unidos y en Europa tienen su propia casa, andan en camionetas 4x4; acá, con toda la furia, por un fotón que podría ser Maradona tomando cocaína -por citar un ejemplo- te pagan 4000 pesos", dice Marcelo, a quién presentaremos más abajo.

En una guardia periodística se estima que se van en gastos casi 400 pesos diarios en conceptos de taxi -siempre es mejor; el auto puede ser reconocido por el famoso-, comida y celular.
El color preferido de Marcelo no es el verde. Pero cuando sale de guardia suele vestirse de verde, porque Marcelo es de subirse a los árboles con tal de enganchar a quien viene siguiendo. Marcelo no se llama Marcelo. No quiere que se sepa su verdadero nombre ni el medio para el que trabaja.

A Marcelo le piden que siga a X persona que tiene nueva pareja o se operó o es noticia por alguna cuestión. Y cuando no le piden nada, se plantea, por ejemplo, "vamos a ver qué está haciendo Tinelli".

-Si hay foto, hay nota -comenta Marcelo-, por más que sea un rumor confirmado. Después, que se arregle el periodista, que te llama, te pregunta dónde fue la foto, qué dijo, qué hizo, con quién estaba. El resto es guitarreada. A veces lees la nota y decís "guacho, esto no pasó". No sé qué importancia le da el lector a la noticia, creo que ve la foto y no se detiene en el texto.
Estrategias. Punta del Este. En la puerta de su casa Susana Giménez tiene estacionado su auto. Si está el auto ella está adentro. Anda por el jardín. Camina, toma sol. De repente se da vuelta y ve algo que le resulta extraño. Puede que le parezca que hay monos en los árboles. Duda. Vuelve a mirar. Hasta que se da cuenta de que en los dos árboles hay dos paparazzi colgados.

-Ay, chicos, ¡¡¡bájense!!! Esto es un abuso -les gritó.

Marcelo llevaba cuatro horas ahí arriba, trepado al árbol con un compañero esperando a que Susana saliera. Y la entendió. Cuando lo putean, o le dicen cosas como "uh, otra vez vos" Marcelo saca fotos y responde "una y nos vamos chicos, ya nos vamos".

-Yo sé que les estoy hinchando las bolas. Pero si les pregunto si puedo hacerles fotos me dicen que no o no me llevo la que quiero. Juanita Víale es la que más te putea y vas a la defensiva. Hay reacciones de todo tipo, del que hace como si nada o el que te aclara que sabe que es tu trabajo y te entiende.

Lo de Carlos es distinto. Carlos, cuando se te cruza con su cámara, te saca fotos mientras te saluda. "Buen día, ¿qué tal?" Dice que a Nicolás Cabré podes saludarlo cien veces que no va a responder el saludo. Y cuando puede hacer su trabajo sin que lo vean, mejor. A la playa va con su kit y una reposera a la que le hace un agujero. Desde allí pone el lente y dispara.
Carlos nota que apenas termina de hacer las fotos transpira. Es parte de la adrenalina.

-El paparazzi además de un fotógrafo -aclara Ventura- es un productor. Ellos saben qué hacen los famosos, dónde paran, si salen a correr a la mañana, sus direcciones, su entorno, dónde van a comer.

En el bar de la avenida Cabildo, Carlos saca su Iphone y muéstra una carpeta en la que aparece el nombre del famoso, la patente, el color del auto, el modelo, la dirección de la casa. Trata de recordarlo todo porque, dice, que en esto tenes que tener memoria, cuestión de ir arriba del taxi y buscar patentes y saber que ésa ya la viste alguna vez.

El diario de un paparazzi. Carlitas se levanta y lee el diario. Navega por internet, llama a algún colega a ver si hay temas a seguir. Si no hay nada, pasea en un taxi por la zona de Barrio Parque. Así, hace poco, la enganchó a Susana Giménez caminando con un bastón y fue tapa de la revista Paparazzi, donde trabaja. Todos los días se pega una vueltita por la zona de Plaza Serrano, donde van los famosos a buscar los canjes o a cambiar regalos.

Los que tienen cartel de botón son los porteros y los vecinos de la persona a fotografiar; suelen dar aviso de extraños con cámara de foto arriba de un auto. Son amigos los policías, que bronca de por medio al famoso de la cuadra por no poder ir al baño, o a la esquina, o mandar mensajitos tranquilo, le dice al paparazzi sus horarios. Los kiosqueros y diarieros pasan buena data también. En Palermo Hollywood, Soho y cómo se le ocurra llamarlo al empresario que invierta en construcción, se manejan por intereses. Los cuidacoches tienen el número de celular de Carlitos y le mandan un mensaje para avisarle quién está comiendo, todo a cambio de una tarjeta para el celular. Los policías aceptan revistas Billiken a cambio de la info. Los de seguridad los llaman a pedido del encargado del lugar, para que en la foto salga que el famoso sale de comprar tal marca de ropa. Los encargados de los restaurantes les avisan, pero a cambio piden que se nombre el lugar.

-Y después están los que escriben mails a la casilla del editor, que aparece en la revista -cuenta Carlitos-, la otra vez los enganchamos a Cecilia Roth y Gonzalo Heredia juntos a partir de alguien que escribió contando que los vio a los besos en una heladería. Lo hacen de cholulos; la gente es cholula y después compra la revista y se siente parte de nuestro trabajo.
Marcelo cuenta que muchas fotos son armadas. "Cuando aparece en una revista una botinera o una de las que quieren prensa, son ellas las que te llaman y te avisan dónde van a estar y con quién. Los incendian mal a sus parejas."

Pasa también que el famoso les dice "mírame cómo estoy. Banca-me que entro a casa, me arreglo y hacemos la foto que quieras".

La figura que más le costó fue el mexicano Gael García Bernal. Lo siguió 10 días y no logró engancharlo. Iba de garaje en garaje y esos autos, los de los famosos, se los puede seguir en Capital Federal. Cuando toman autopista es imposible seguirles el ritmo de la velocidad. Y le pasó, hace poco, de estar de guardia en lo de Tinelli. Llegó, puso cara de que estaba podrido de que estén otra vez, y les dijo que se iba a comer, que le dieran el número así los llamaba y lo hacían saliendo de comer. Llamó; fueron y arreglaron para que Tinelli caminara por la cuadra como si estuviese entrando al restaurante.
Rivalidad. La mayoría de los paparazzi o los fotógrafos que hacen guardias se conocen de estar juntos, compartiendo horas a la espera de enganchar a la víctima que pidieron en la redacción. "Las revistas son competencia; no nosotros", sostiene Marcelo.

-Y sí... puede ser que los fotógrafos estemos medios locos. De movida el fotógrafo suele ser un tipo muy solitario, un bicho raro. Somos gente a la que nos sorprenden pocas cosas. Hay gente que se desvive por tocar a Maradona y yo lo vi como 700 veces -dice Carlos González.
Estudiando, a Carlos le propusieron trabajar en una agencia nocturna y cuando uno es joven quiere trabajar, no importa dónde. Y Carlos trabajó; el docente dijo que al menos, experiencia iba a adquirir. Después fue free lance hasta que lo contrató la revista Paparazzi. Hace poco, la curiosidad lo llevó a buscar trabajo en La Nación pero no le dieron mucha bola. Y siguió de paparazzi, porque en el ambiente es reconocido y porque le gusta el trabajo que hace y cobra bien.

-La diferencia con el fotógrafo de espectáculos es que ellos no buscan nada. Si a ellos les piden "hacelo a Pablo Echarri" y en el camino se la cruzan a Moria Casan, no la hacen. Los fotógrafos de diarios se piensan que son estrellas, que ellos son los famosos, que vos te estás dando el lujo de trabajar con ellos.
Marcelo piensa algo similar a Carlos: "Te menosprecian y es rarísimo. Yo soy asociado a la misma asociación de reporteros gráficos y de repente que un colega diga que lo nuestro no es de fotógrafo... de un tipo de otra profesión lo acepto. Si el que trabaja en un diario se queda sin trabajo va a terminar haciendo lo mismo que yo. Que no somos fotógrafos, dicen. Pero yo creo que somos más completos que ellos, hacemos producciones, hacemos de todo".

Eso de hacer todo, sabiendo lo que hacen por una foto, de lo que son capaces por el objetivo planteado, suena a sentirlo más. Esa quizá sea la única diferencia entre los fotógrafos y los paparazzi

Por Nahuel Gallota

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