sábado, 29 de mayo de 2010

LA ESCUELA PORTEÑA



Por Martín Rodríguez y Federico Scigliano


El comienzo de año siempre es un buen momento para hablar de educación. La propuesta fue, entonces, salir a escuchar a los actores de la comunidad educativa porteña para que nos digan, a dos años vista, cómo ha sido la vida escolar durante el macrismo. Allí vamos.


¿Pública y gratuita?


Muchas veces se juzga la política macrista en términos previsibles. Es decir, se confirma lo que se dijo que se esperaba, y nada más. Eso funcionó –evidentemente- en el transcurso de su malograda política de seguridad. Entre las escuchas y las pistolas eléctricas se halla el hilo coherente del macrismo. Pero también pensamos que la pulpa del proyecto se encuentra en sustratos menores, en decisiones ‘capilares’, como diría cualquier huevón lector de Foucault. ¿Qué bajó dentro del presupuesto educativo? Bajaron las partidas para infraestructura escolar, mejora de edificios, y para políticas socioeducativas. ¿Y qué subió? Subieron los subsidios a escuelas privadas.


Primera marca: cuánto se invierte y a quién se le da. “Macri cuando hizo la campaña para Jefe de Gobierno en educación decía ‘educación gratuita’, y no usaba la palabra ‘pública’. Entonces si yo tengo una escuela privada subvencionada por el Estado podría, en las zonas pobres de la ciudad, darle una subvención que permita no cobrarles a los pibes. Esa educación no es pública, es gratuita, pero privada.” Mariano Denegris es miembro de la comisión directiva de UTE, el gremio más importante de los docentes porteños, y en dos años conoce perfectamente la palma de la mano macrista. Acaba de terminar hace días la paritaria de los docentes porteños que cerró en los términos en los que cerró en la mayoría de las provincias: con acuerdo. Esteban Bullrich, uno de los hombres “de la política” que desembarcaron tras la frustrada patria de los gerentes PRO, hizo demostración de una buena muñeca. Y lo que era ‘cero aumento’ en la voz de Macri, se transformó, días después, en un buen acuerdo de las partes respetando los parámetros que puso la paritaria nacional. Claro que el gremio docente ve en el final de la negociación la apertura de otra oportunidad. Dice Mariano: “que se haya despejado la cuestión salarial en la ciudad es bueno porque abre la posibilidad de debatir otras cuestiones que muchas veces no aparecen en los medios, porque sólo aparece cuando hay paro o no hay paro, o si se acuerdan salarios o no”. Entonces ahora se abre la perspectiva de discutir “de qué manera el Estado tiene que hacerse cargo de que la educación sea una herramienta igualadora”. Pero Mariano es escéptico porque sabe que a Macri, con todo el sentido común empresarial, “le parece lógico, y hasta bien, que se pidan aumentos de salarios, pero que la comunidad educativa participe del debate educativo es algo a lo que se niega desde el principio de la gestión.”


En la escuela


Claudia es docente en primer grado en una escuela en el límite entre Mataderos y Lugano. Carolina también es docente, pero en la Red de Apoyo a la Escolaridad, uno de los tantos programas de apoyo escolar que dependen de Educación de la Ciudad. El programa funciona desde el 2005, en distintos lugares de las Zonas de Acción Prioritaria (Retiro, La Boca, San Telmo, Barracas, Bajo Flores, Lugano y Mataderos).


Las dos son docentes, las dos trabajan en la Ciudad, pero las dos no tienen el mismo régimen laboral. “Nosotros en la gestión anterior, aunque estábamos contratados, teníamos cargos de quince horas, cuando llegó Macri las contrataciones fueron por un monto fijo, vulnerando un derecho de los docentes que es el de antigüedad.” empieza Carolina.
Claudia dice lo suyo: “Si bien el ingreso a la docencia supone un desfasaje de tiempo entre la toma de posesión de interinatos y suplencias por un lado, y el momento de comienzo de cobro por otro, la presente gestión parecería estar batiendo récords de demora en el cobro legítimo de haberes, a veces hasta cinco meses después de empezar a trabajar.” Sigue Carolina: “Este programa tenía antes de esta gestión fondos que permitían organizar actividades, armar una biblioteca, hacer algún proyecto, desde el macrismo el único dinero que tiene el programa es el de las horas cátedra de los docentes, con lo cual las posibilidades se redujeron mucho. No nos olvidemos que estos programas trabajan con chicos pobres, que no tienen posibilidades más allá de estas, con lo cual el recorte impacta mucho más.”


Claudia completa la faena: “Hay una incertidumbre generalizada entre los colegas de muchas escuelas con respecto a la llegada de materiales bibliográficos: especialmente, libros de texto y útiles para los alumnos que en estos barrios son fundamentales porque los pibes no pueden comprarlos. El año pasado, a muchas escuelas de la zona sur, los materiales llegaron el último trimestre.”


A capacitar, a capacitar…


Gricel es docente en el Postítulo en Literatura Infantil y Juvenil en la Escuela de Capacitación Docente del Gobierno de la Ciudad. El CePA (Centro de Pedagogía de Anticipación) tal su verdadero nombre, es una institución de las más queridas por los docentes porteños, más de veinte mil miembros del sistema educativo pasan por sus actividades de capacitación todos los años. Con la misma edad que la democracia (nació en 1984, en plena primavera radical) “es uno de los principales centros de formación docente continua de Latinoamérica”, se enorgullece la página web del Gobierno de la Ciudad.


Gricel cuenta que “los contratos precarios en CePA no los inventó esta gestión, el problema está en el uso que esta gestión hizo de esa precariedad. Porque lo que hizo fue desarmar equipos pedagógicos que venían trabajando. En general cuando hay un cambio de gestión los movimientos son más arriba, pero no a nivel de los equipos técnicos que vienen laburando bien. Por ejemplo, si vos mirás la oferta de cursos intensivos de verano para los docentes de este año, el achicamiento lo ves en que hay cursos que antes daban docentes y ahora lo dan instituciones.” ¡Y qué instituciones! “Hay un curso sobre prevención de adicciones, con todo lo que eso significa, que está a cargo de la Policía Federal; la Fundación Noble da un curso sobre ‘los medios como promotores del pensamiento crítico’; y la DAIA uno sobre VIH-SIDA. Cuando CePA tiene desarrollado todo un trabajo sobre educación sexual, e incluso dicta un postítulo para docentes con gente altamente calificada para abordar este tema. Acá el problema es doble, de achicamiento, por un lado, y pedagógico, por otro. Cuando se plantearon a la coordinación de CePA estas inquietudes pedagógicas nunca hubo respuesta.”


Gricel habla y describe los hilos más finos de una política educativa que definen en buena medida el tono de una gestión. “Otro tema es la enorme cantidad de problemas que hay desde que empezó esta gestión con la capacitación docente en las propias escuelas. La línea fue reducir lo más posible las capacitaciones en servicio que son las que se hacen en el horario de trabajo de los maestros y que tienen que ver con la llegada de los capacitadores a las escuelas y el trabajo sobre problemas específicos. La explicación siempre fue que como no estaban cubiertos todos los cargos, no se podía sacar a los maestros del aula. De hecho, yo estaba trabajando en una capacitación con maestros bibliotecarios y de golpe se tuvo que suspender. Las capacitaciones en servicio las tienen que pedir los directivos de las escuelas, o de los distritos, pero la ‘recomendación’ que bajó desde el Ministerio fue tan fuerte respecto a no sacar a los maestros de las aulas, que la demanda cayó muchísimo. Y también, hilando un poco más fino, aunque es muy importante, hubo un cambio fuerte respecto a la perspectiva de capacitación docente, es decir, se ha privilegiado mucho más la capacitación orientada a lo estrictamente curricular y literalmente se han desarmado las áreas en las que los docentes eran interpelados desde una perspectiva más abierta que tenía como fin dar herramientas para poder vincular las áreas de manera más significativa, de hecho, el área de desarrollo en sociedad y cultura fue desarmada. A esto tenés que sumarle la caída de los espacios de reflexión institucional. Este es el panorama, aunque públicamente se hable todo el tiempo de la necesidad de capacitar continuamente a los docentes.”


Ser padres hoy


“Un problema serio que veo, pero que en realidad no es propio del macrismo sino de cómo funciona el sistema educativo es la ‘falta de institucionalidad’ de la escuela. En estos tres años la escuela ya pasó por cuatro directoras, y hoy conocimos a la quinta., además hay seis maestros nuevos en la escuela. Es decir que no hay continuidad. Esta escuela, por la renovación de personal, es como que nació hoy.” Quien habla es Esteban, padre de Ariel, que acaba de empezar cuarto grado en una escuela de Flores. “Respecto de estos dos años de gestión Pro en la ciudad, lo que sí puedo marcar son las dificultades para el mantenimiento edilicio. La escuela a la que va mi hijo no es de las que se cae a pedazos, pero hay que mantenerla, y esta gestión armó trabas para esto. Desde el call center que centralizaba la recepción de demandas de las escuelas, que nunca funcionó – y por suerte ya desistieron de él – pasando por demoras en enviar funcionarios encargados de aprobar los arreglos más grandes, hasta la tardanza para girar los subsidios a la cooperadora.”


Fabio, padre de dos chicos que van a cuarto y sexto grado en una escuela de Parque Chas agrega: “Yo digo que esta es una gestión mala en sus propios términos. Son muy malos, no son capaces de llevar adelante una medida, rehúyen todo el tiempo del conflicto, que por otro lado es inherente a toda administración, no tienen una estructura preparada para llevar adelante la gestión. Y eso se ve centralmente en el problema de la infraestructura escolar. No bien asumieron votaron la emergencia edilicia para las escuelas, sin embargo subejecutaron el presupuesto destinado a obras en los dos años, a pesar de que no tenían las trabas burocráticas, justamente por la propia declaración de emergencia. Pero es eso: son malos en sus propios términos.” Repite enfáticamente.


Sigue Esteban: “Otra cuestión es el clima de malestar que reina entre los maestros y directivos por el maltrato o desprecio de los funcionarios, desde el propio Macri a varios funcionarios del área de educación, que hablan de los maestros como vagos, recontra faltadores, etc. Esto es motivo de comentario en la escuela, oficialmente, con discursos en los actos, y extraoficialmente.”


Fabio cuenta una anécdota que ilustra este maltrato: “El gobierno está diciendo explícitamente que va a cerrar grados y va a dejar cargos sin cubrir. La política del gobierno es unificar grados en aquellas aulas que tengan menos de quince alumnos. En la escuela que va mi hijo, de hecho, su maestra se vio afectada por esta resolución, y está trabajando porque presentó un amparo ante la Justicia. Una madre de la escuela se comunicó con una funcionaria del gobierno por este tema, y la mujer la trató re mal, hasta que se dio cuenta de que era una madre y no una docente quien le hablaba. En ese momento el trato cambió completamente. Ellos tienen la idea de que los docentes son sus empleados y los padres sus clientes. A los docentes los amenazan, pero a los padres nos tienen terror, entre otras cosas porque no nos pueden descalificar como hacen con los docentes diciendo que somos vagos o que faltamos mucho a clase.”


Le dejamos el cierre a Esteban, con una ironía: “Para compensar, muy linda la pantalla táctil (no sé cómo llamarla), tipo las del noticiero de C5N, que llegó a la escuela.”


Ahora… la voz de los chicos


No, los chicos no quieren saber nada. Se rajaron a jugar. Pero queda una pregunta final en los labios de los cronistas: ¿en las gestiones progresistas anteriores cómo eran las cosas? Mariano Denegris responde: “no podemos decir que la educación estaba bien antes de que asuma Macri, porque siempre existieron cuestiones pendientes y, sobre todo, una cantidad de cosas de las que la escuela pública tradicional no podía dar cuenta, es decir, problemáticas sociales nuevas que las gestiones anteriores no lograron solucionar. Sólo se crearon para eso cientos de programas que funcionaban como parches. Es verdad que esos programas tenían la intención de incluir socioeducativamente a los sectores vulnerables, pero siempre terminaban funcionando como parches.” O sea, Macri y los suyos no se dedican pacientemente a desarbolar un paraíso heredado.


Al lugar común de que ‘la educación es el futuro’, le agregamos una apostilla más: una mejor educación pública es la solución al presente de miles de familias. Doble turno, buenos salarios, capacitación y debate colectivo para estar a la altura de los problemas que miles de chicos arrastran a la escuela.


Sonó el timbre… ¡rajemos!


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