domingo, 25 de abril de 2010

LA CIUDAD QUE NOS ENFERMA


Hospitales abarrotados y con pocos recursos son las marcas de la administración macrista en salud.



Por Brenda maier
Dpto. de Salud, C.C.C. Floreal Gorini



El presupuesto PRO destinará este año más del 60% al gasto social, que comprende las áreas de Salud, Educación y Asistencia Social. Los hospitales no cuentan con los insumos necesarios como manifestaron los trabajadores de la Maternidad Sarda. Tampoco se cuenta con el personal necesario y la gestión PRO sigue sumando despidos. La zona sur continúa presentando los índices de pobreza más altos de la Ciudad, lo que significa peores condiciones de salud. El área de seguridad, también, consiguió un aumento en el Presupuesto 2010.


El contexto de la salud. Las situaciones de emergencia social y sanitaria se han instalado desde hace algunas décadas en la agenda pública y aún no han podido ser resueltas. Uno de los períodos lapidarios del sistema sanitario fue durante los ’90 que marcó un hito en la historia de la salud como en todas las políticas públicas, período en el que se instaura la hegemonía de las políticas neoliberales. Durante esa época, los organismos internacionales le sugirieron al Estado que se retire como veedor universal de la atención de la salud y focalice en los grupos más vulnerables. Con esta nueva concepción las políticas se resignificaron, modificando las relaciones sociales y las formas de atención sanitarias: se redujo el presupuesto público y se promovió la competencia dentro del sector privado.



Se han mejorado algunos indicadores. Sin embargo, el panorama general continúa siendo alarmante. El sector público es desestimado por presentar déficit en la atención, por las pésimas condiciones de su infraestructura, por la falta de recursos e insumos. Se produce una brecha importante entre el desarrollo de los recursos humanos y tecnológicos del ámbito público en relación al privado. Luego de los ’90 este sector logró definirse como un actor prestigioso en la atención sanitaria, tanto por los profesionales con los que trabaja (que generalmente son reconocidos por su labor en lo público), la mediana rapidez en la atención y por los tipos de servicios que ofrece, dado que ciertas clínicas tienen servicios de internación comparables a los de un hotel. Esta visión negativa del sistema público versus la exagerada valoración del sistema privado le ha asignado a la salud el rotulo de mercancía, olvidando que se trata de un Derecho Constitucional que, como tal, no debería comprarse ni venderse.


La salud entre esquinas y picanas. Las dificultades que debe atravesar la salud porteña no difieren tanto a las del contexto general, lo que hace diferente a la Ciudad son los recursos que posee, el tamaño de la población que atiende y las políticas que emplea. Se cuenta con 33 hospitales, más de 40 Centros de Atención Primaria y 38 Centros Médicos Barriales (según la información de la web oficial del gobierno). Resulta llamativo que con esa infraestructura y el presupuesto que poseen no pueda mejorarse la atención sanitaria. Es frecuente oír a los funcionarios PRO alegar que gran parte los problemas sanitarios están relacionadas con la gente del Conurbano que se atiende en la Ciudad, probablemente esto impacte en los nosocomios porteños pero, claramente, éste no es el problema: el déficit se centra en las dificultades que los funcionarios tienen para articular y construir respuestas que favorezcan la salud de la población tanto de un lado como del otro de la General Paz.



Los hospitales generales se encuentran abarrotados, los que atienden patologías específicas reciben consultas que podrían haberse resuelto en hospitales generales o en ámbitos comunitarios como en los Centros de Salud y Acción Comunitaria (Cesac). En estos Centros deberían realizarse los trabajos de prevención y promoción de la salud, actividades extramuros que se efectúan en los barrios, promoviendo prácticas que contribuyan a la salud comunitaria, favoreciendo la relación entre la población y el Centro de Salud, intentando recuperar el vínculo entre la salita y el barrio. Debido a la falta de personal e insumos algunos hospitales están presentando grandes inconvenientes para desarrollar estas actividades, como el caso del Hospital Piñero que posee el área programática más grande, abarca a 300 mil habitantes aproximadamente y su zona de influencia corresponde a los barrios más pobres (Flores, Floresta, Villa Soldati, parte de Villa Luro y Lugano). Según los residentes de este Hospital, llegar a toda la población es imposible porque no se cuenta con recursos extras a pesar de atender a la población más carenciada y que mayor apoyo necesita. Subrayan que son los residentes los que sostienen el sistema de salud, cubren la mayor franja horaria y cobran los sueldos más bajos, además de trabajar en espacios sumamente deteriorados, como el caso del Centro 20 que fue construido sobre un pozo ciego y las emanaciones trajeron problemas sanitarios a los vecinos y los trabajadores del Centro.



Las políticas sociosanitarias porteñas presentan poca efectividad en la resolución de las problemáticas que las poblaciones presentan, los procesos de salud-enfermedad que se enmarcan dentro de la Alta Complejidad no poseen generalmente programas que los contengan y los que se encuentran comprendidos están atrapados dentro de un sistema burocrático con grandes demoras y poca efectividad. Esto puede encontrarse en los reclamos que la Defensoría del Pueblo le realiza al Gobierno de la Ciudad; entre las problemáticas que los usuarios exponen se encuentran reiteradas la falta de medicamentos en los hospitales para realizar tratamientos, las largas esperas para conseguir turnos y las demoras para realizarse operaciones que han llegado a ser de 6 meses. La institución recibe las quejas de los usuarios y luego hace recomendaciones a las entidades que correspondan, obteniendo en general buenos resultados. Pero no todos conocen este recurso. ¿Qué sucede con las personas que no acceden a la Defensoría y deben esperar para ser intervenidos o para que llegue el medicamento? Probablemente se agrave el cuadro que presentan o quizá mueran. Mientras tanto se va Haciendo Buenos Aires con la ampliación de las esquinas de Palermo, con las baldosas nuevas y las picanas de la policía metropolitana..

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