martes, 16 de marzo de 2010

UNA SOGA PARA EMPEZAR A SALIR DEL SUBSUELO


Un informe de la Anses destaca que el subsidio llega a casi 3,4 millones de chicos y adolescentes. El ingreso promedio por familia es de 284 pesos. Eso impacta en la pobreza, pero sobre todo en la indigencia. En el norte del país cubre a cerca de la mitad de los niños.

Por David Cufré

La asignación por hijo logró reducir a la mitad la indigencia entre los menores de 18 años. A cuatro meses de la implementación del programa, un informe de la Anses al que accedió Página/12 destaca que la indigencia por ingresos bajó de 6,6 a 3,4 por ciento gracias a los 180 pesos por mes por hijo que cobran los beneficiarios. Se trata de una estimación en base a la Encuesta Permanente de Hogares del segundo trimestre de 2009, que es la última disponible. La cifra coincide con otros estudios del sector privado que proyectaban una caída de esa magnitud. La pobreza, a su vez, disminuyó 4,4 puntos, de 23,3 a 18,9 por ciento entre los niños y adolescentes. Otro dato significativo que manejan en el organismo de la seguridad social es que el 95 por ciento del subsidio es utilizado para la compra de alimentos. Una experiencia previa en la provincia de Buenos Aires demostró que carnes, verduras, lácteos, galletitas y yerba mate encabezan la lista.

La asignación por hijo arrancó en noviembre. Desde entonces y hasta febrero inclusive la Anses de-sembolsó 1629,9 millones de pesos entre los beneficiarios. En la actualidad son 3.384.546 chicos, que forman parte de 1.732.530 familias. En promedio, cada una de ellas recibió 284 pesos por mes, a razón de casi dos hijos por hogar. Esos ingresos son los que lograron una fuerte reducción de la pobreza y la indigencia entre los menores de 18 años.

La estimación está hecha en base a la EPH del segundo trimestre de 2009. De aquel momento a la actualidad hubo un aumento del 13,3 por ciento de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que se utiliza para establecer la línea de indigencia, y del 14,5 en la Canasta Básica Total, que fija la línea de pobreza. Eso podría acotar la mejora en esos rubros provocada por la asignación por hijo, pero todavía no se conoce cómo evolucionaron los ingresos de los inscriptos en el plan como para llegar a un resultado exacto.

Para que el poder de compra no caiga es fundamental que la asignación por hijo tenga algún esquema de movilidad. De acuerdo con las expresiones de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando se lanzó el programa, el subsidio a la niñez aumentará en el mismo porcentaje que suban las asignaciones familiares de los trabajadores en relación de dependencia. Sin embargo, eso no está puntualizado en el decreto de necesidad y urgencia que estableció el régimen.

Más allá de esa cuestión, que es importante por el avance de la inflación, sobre todo en alimentos, el impacto de la asignación por hijo es notable en algunas provincias. En Catamarca, por ejemplo, el subsidio llega a más de la mitad de los niños y adolescentes. Exactamente, al 56,6 por ciento. El ingreso de ese dinero pone en marcha una rueda virtuosa de crecimiento del consumo, el empleo y la actividad económica, que seguramente quedará reflejada en distintos indicadores económicos más adelante. La incidencia de la asignación por hijo es alta en la mayoría de las jurisdicciones del norte. En Formosa la ayuda cubre al 38,3 por ciento de los menores, mientras que en Chaco alcanza al 37,0 por ciento, en Santiago del Estero, al 36,7; en Salta, al 34,3; en Jujuy, al 32,5, y en Tucumán, al 32,0.

En el otro extremo se ubican las patagónicas: en Santa Cruz recibe la asignación sólo el 14,6 por ciento de los niños de la provincia. En Tierra del Fuego es el 14,9 por ciento, en Chubut, el 18,1; en Neuquén, el 21,7, y en Río Negro, el 24,4 por ciento. Un nivel similar se registra en la Ciudad de Buenos Aires, con el 18,1 por ciento de los chicos del distrito (103 mil). En tanto, en la provincia de Buenos Aires es el 25,3 por ciento (1,1 millón), mientras que en Córdoba representa el 28,9 por ciento (281 mil) y en Santa Fe, el 29,4 (280 mil). En el resto de las provincias la cobertura oscila entre el 25 y el 30 por ciento de los menores.

La Anses distribuyó en febrero 491,2 millones de pesos en la asignación por hijo. La transferencia de esos recursos del Estado a más de 1,7 de millón de familias produjo un marcado crecimiento en el consumo de bienes de la canasta básica. De acuerdo con sondeos realizados por el organismo que comanda Diego Bossio, quienes reciben el subsidio destinan entre el 90 y el 95 por ciento del dinero a la compra de alimentos. Este comportamiento ya había sido registrado por la provincia de Buenos Aires cuando implementó su propia asignación a la niñez: 100 pesos por mes para los chicos de hasta seis años de los partidos más pobres del Conurbano. El ex ministro de Desarrollo Social de la provincia Daniel Arroyo comentó a este diario que un estudio realizado por esa cartera constató que los fondos se usaron mayormente para la alimentación de la familia. El consumo de carne fue lo que más creció, seguido por verduras, lácteos, galletitas dulces y yerba, en ese orden. “Lo primero que notamos es que el aporte mejoró la nutrición de la familia”, destacó Arroyo.

La asignación por hijo que paga el gobierno nacional es para los desocupados, trabajadores en negro y empleadas domésticas. La Anses proyecta que el padrón avanzará hasta los 3,9 millones de niños. Todavía hay 266 mil chicos cuyos padres cobran planes sociales del Ministerio de Trabajo, del Ministerio de Desarrollo Social o de gobiernos provinciales, que se estima que irán migrando hacia el nuevo programa, cuyo monto de asistencia es más alto. El plan había empezado en noviembre con 3,3 millones de chicos inscriptos y esa cifra fue creciendo gradualmente hasta su nivel actual.

El costo fiscal que estima la Anses es de 8424 millones de pesos en el año. Esto representa un 0,79 por ciento del PIB. “Es el mayor de-sembolso en relación al PIB en toda América latina para programas de este tipo”, resalta el organismo de la seguridad social. En Brasil, por ejemplo, el exitoso programa Bolsa Familia que implementó Lula da Silva hace cuatro años genera desembolsos del 0,4 por ciento del PIB de ese país. Y en México, un programa de asistencia similar equivale al 0,3 por ciento del PIB. “Los fondos previstos para la asignación universal por hijo duplican lo presupuestado por otros países en términos de PIB”, sostiene la Anses.

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