martes, 23 de febrero de 2010

LA IGLESIA REFUTA A BERLUSCONI: INMIGRACIÓN NO ES IGUAL A CRIMEN


El primer ministro había asociado a los extranjeros con el alza de la delincuencia.

Por julio Argañaraz


Mientras los medios de prensa de la familia Berlusconi denunciaron ayer un complot contra el primer ministro italiano a través de la prostituta Patrizia D'Addario, quién contó con pelos y señales un encuentro sexual con Il Cavalliere y la existencia de fiestas y festicholas en la residencia romana del jefe del gobierno, la Iglesia desmintió con abundantes datos las afirmaciones de Berlusconi de que "menos inmigrantes significa menos criminalidad".

La Iglesia católica italiana, cuyo jefe directo es el mismo Papa como obispo de Roma, desmintió a Berlusconi ayer tras una reunión plenaria de los organismos episcopales. "Nuestras estadísticas demuestran que los porcentajes de criminalidad de italianos y extranjeros son análogos si no idénticos", afirmó el secretario general de la asamblea de obispos, monseñor Mariano Crociata.

Crociata dijo que las consideraciones de fondo sobre los inmigrantes debían partir "de la dignidad de cada persona, que no puede ser objeto de prejuicios o discriminaciones, como ha recordado el pontífice". El dato de criminalidad de los inmigrantes es de 1,23%, mientras que el de los italianos es de 0,75%. Pero como el 70-80% de los extranjeros denunciados son irregulares o clandestinos, se debe tener en cuenta que el 87% los casos se refieren a delitos por la mera condición de la clandestinidad.

Por eso monseñor Crociata dijo que "los datos son equiparables entre italianos y extranjeros". Además, señaló que entre las personas de más de 40 años, los italianos cometen más delitos que los extranjeros. En Italia existen 4,5 millones de extranjeros regulares, que constituyen el 7,2% de la población. Se estima que hay además 600 mil inmigrantes clandestinos. Pareció una ligereza culpable, pero Berlusconi dijo en realidad lo que piensa la mayoría de los italianos, que en un 64,7% según los sondeos, creen más inmigrantes son sinónimo de un aumento paralelo de los delitos penales.

Pero ayer Berlusconi fue noticia por otro escándalo. El influyente semanario Panorama abrió el fuego con una nota de tapa con la foto de la D'Addario, anunciando que los tribunales de la ciudad meridional de Bari investigan a la mujer y a una docena de personajes, entre ellos políticos, magistrados y periodistas. La conjura, destinada a desprestigiar a Berlusconi, consistió en seleccionar a la D'Addario y hacerla "llegar" al primer ministro a través del empresario Giampaolo Tarantini, que le pagó viaje y estadía en Roma junto con los "servicios prestado".

Pero en la fiscalía de Bari, donde residen D'Addario y el mismo empresario Tarantini, dijeron a la agencia italiana Ansa que semejante investigación no existe.

A fines de abril pasado, la segunda esposa de Berlusconi, Veronica Lario, denunció que su marido frecuentaba menores y organizaba fiestas con jovencitas y chicas lindas. A los pocos días la "escort" Patrizia D'Addario reveló que había pasado una noche de fuego con Berlusconi en 2008, tras asistir a varias fiestas junto con otras mujeres, todas pagadas por el empresario Tarantini, que buscaba beneficios para sus empresas.

El escándalo fue mayúsculo. Ayer las denuncias de Panorama fueron multiplicadas por medios berlusconianos cuando falta solo un mes y medio para las elecciones regionales italianas. Justo cuando los sondeos muestran a Berlusconi recuperando un consenso popular del 48% y con buenas probabilidades de ganar holgadamente los comicios en mayoría de las 13 regiones que estarán en disputa.

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