sábado, 5 de diciembre de 2009

UNA IMÁGEN CONGELADA DESDE HACE 2 AÑOS


La tendencia positiva del período 2003-2006 se frenó por la inflación, la crisis financiera y el menor dinamismo en el mercado laboral. La brecha entre la población más pobre y la más rica fue de 26 veces en el segundo trimestre de 2009.


Por Tomás Lukin


La brecha de ingresos entre la población más pobre y la más rica fue de 26 veces durante el segundo trimestre de 2009. El Coeficiente de Gini –el indicador que mide desigualdad considerando a 0 como igualdad perfecta y 1 como el valor más regresivo– se ubicó en 0,403. Estos resultados, los primeros que publica el Indec desde que dejó de difundirlos hace más de dos años, evidencian un estancamiento en la mejora de la distribución del ingreso desde 2007.


La tendencia positiva que había caracterizado el período 2003-2006 se frenó por distintos factores: la aceleración de la inflación, el conflicto rural, la crisis financiera internacional, la caída en la actividad y el menor dinamismo en el mercado de trabajo. Con la publicación de estos datos el organismo incluyó también las bases de datos para que los distintos usuarios/investigadores puedan realizar sus propias estimaciones. La ausencia de los “microdatos” era uno de los principales reclamos que distintos analistas realizaron desde que comenzaron los problemas al interior del organismo estadístico.


La foto sobre el reparto de la torta muestra al 10 por ciento más rico llevándose el 32,9 por ciento del total, mientras que el 40 por ciento con menores ingresos se apropia del 13,2 por ciento. La distribución no marca una diferencia considerable con la situación registrada en 2007, aunque sí con el pico de desigualdad alcanzado durante la salida de la convertibilidad. Hace dos años esos grupos obtenían 32,1 y 13,6 por ciento, respectivamente. La crisis internacional y la desaceleración en la actividad trabaron el proceso de mejora en los indicadores distributivos. Por su parte, el Gini para los hogares, según el ingreso total familiar, muestra un leve incremento en la desigualdad y se ubica en 0,426.


Los datos publicados ayer provienen del informe “Evolución de la distribución del Ingreso” elaborado a partir de la Encuesta Permanente de Hogares que el Indec volvió a poner a disponibilidad de los usuarios. Según explicó en distintas oportunidades la dirección del organismo, esos datos habían dejado de ser públicos porque “tenían inconsistencias y se los trabajaba mal”. Cuando se interrumpió la publicación de las bases la institución no brindó explicaciones ante esa decisión, motivando las sospechas sobre la manipulación de las estadísticas.


La semana que viene, cuando los distintos analistas “carguen” los microdatos en los programas econométricos, se conocerán nuevos análisis que permitirán estudiar en detalle la evolución de distintos sectores, como los asalariados no registrados o las ramas de actividad. A partir de esos cálculos, los investigadores no determinarán la consistencia o no de los datos, pero podrán testear las distintas hipótesis que tienen sobre el comportamiento de la distribución del ingreso para el período. Las nuevas cifras incluyen algunos cambios metodológicos pero las diferencias entre las brechas de ingresos de la nueva serie y la vieja no se vieron alteradas sustancialmente.


La equidad distributiva empeoró significativamente entre 1975 y 2002. El proceso de crecimiento iniciado en 2003 quebró esa tendencia, pero no la revirtió y a partir de 2007 esa mejora se estancó. Para algunos analistas la situación muestra algunas fortalezas estructurales del modelo ante un escenario distributivo global en franco retroceso. Otro grupo de especialistas reclama que las mejoras son insuficientes y señalan que los indicadores todavía son más desiguales que los mejores datos de los noventa.


La distancia entre los ingresos de los hogares más pobres y los más ricos es de 7,8 veces, mientras que la diferencia entre el ingreso familiar total de quienes se encuentran en el quinto decil –en el medio de la tabla– y los sectores más acomodados es de 2,6 veces. En 2007 esa situación era muy similar mientras que en 2003 llegaba al 11,8 y 3,2 por ciento, respectivamente.


Una lectura oficial es que la información que presentó el organismo estadístico parece consistente con lo que se observa en la economía: “Se cortó la tendencia de mejora pero no está retrocediendo. El impacto de la crisis internacional existe pero es limitado gracias a las políticas del Estado. La evolución es similar al mercado de trabajo, si empeora es levemente. La dinámica laboral explica en gran parte la distribución del ingreso”, comentaron.


La creación de puestos de trabajo se desaceleró desde fines de 2007 y el desempleo creció hasta el 8,8 por ciento durante la primera mitad del año, contra el 8 por ciento registrado el mismo período en 2008. El escenario laboral empeoró, pero políticas como el incremento del salario mínimo y la actualización de los haberes jubilatorios funcionaron, en los deciles de menores ingresos, como amortiguadores contra esos efectos negativos. También incidió la mayor capacidad de negociación en algunos sectores.


Los datos sobre remuneraciones que presenta el Indec son nominales, o sea, no contemplan el efecto del incremento en los precios. Si se consideran las estimaciones más pesimistas, inflación alrededor del 20 por ciento, los ingresos de la población permanecen inalterados. La información difundida ayer muestra que durante los últimos dos años los ingresos de los profesionales mejoraron en mayor cuantía que los de los técnicos, operarios y trabajadores no calificados. Este último sector presenta un promedio de 800 pesos. En la distinción por sexo, los ingresos de las mujeres tuvieron una suba sensiblemente mayor que la obtenida por los hombres.

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