martes, 15 de septiembre de 2009

INVESTIGAN LA EXTRAÑA MUERTE DE UN OBISPO


Las últimas señoras que seguían en la iglesia después de la misa de la tarde no alcanzaron a persignarse en el altar porque el sacristán las acompañó hasta la puerta y les pidió que volvieran al día siguiente. En su lugar la Catedral de San Nicolás se pobló de extraños: policías y funcionarios del Poder Judicial, de la Municipalidad, de Defensa Civil; abogados y peritos.


Ya era de noche cuando el lunes 4 de mayo, el juez federal Carlos Villafuerte Ruzo dio la orden de correr a la Virgen del Rosario de San Nicolás para abrir la bóveda de mármol que está bajo sus pies y sacar el cuerpo de monseñor Carlos Ponce de León, el obispo de la ciudad que murió en 1977 después de un accidente de auto demasiado sospechoso y demasiado similar al de Enrique Angelelli, el cura de La Rioja, cuyos restos también fueron exhumados por la Justicia hace pocos días.Que ése sea verdaderamente el cuerpo de Ponce de León es una duda que todavía tienen los investigadores. Después de que el fiscal Juan Patricio Murray lograra la reapertura del expediente –que fue cerrado hace 32 años con la carátula de “accidente”–, descubrieron que en la década de los 90, y luego de una misa en su honor, el cadáver desapareció de la Catedral por unos días sin que haya registros oficiales de lo que ocurrió con el cuerpo. El 4 de mayo último, el féretro fue retirado de la Catedral en medio de la noche y a la mañana siguiente, durante cinco horas, el cuerpo fue sometido a una minuciosa autopsia que estuvo a cargo del Equipo Argentino de Antropología Forense y peritos de la Corte Suprema. Ellos demorarán más de treinta días en determinar si aquél es realmente el cuerpo de Ponce de León –compararán muestras de ADN con tejidos de sus sobrinos– y si el cadáver presenta lesiones óseas que se correspondan con las que están descriptas en el expediente que se abrió en 1977, que relata el accidente de tránsito.El 11 de julio de aquel año, Ponce de León salió a la ruta 9 con su chofer en un Renault 4L con destino a Buenos Aires.


Iba a visitar a un seminarista que se había accidentado. También pensaba aprovechar el viaje para aportar documentación sobre el accionar de los militares en la región. No llegó lejos.


Cuando pasaba por el kilómetro 211, sintió el golpe seco y frontal de una camioneta Ford F100. Su cuerpo y el de su chofer, Víctor Martínez, quedaron atrapados entre los hierros retorcidos.Nadie pudo precisar quiénes los auxiliaron y cómo llegaron al Hospital Municipal Gomendio de Ramallo. Sí se supo que la sala de terapia intensiva de la clínica San Nicolás, donde posteriormente fue trasladado, estuvo custodiada por militares.Treinta años de silencio monacalHasta hoy, las autoridades eclesiásticas de San Nicolás no se pronunciaron sobre la muerte de Carlos Ponce de León. Peor aun, monseñor Justo Laguna, que en 1977 fue designado para reemplazarlo, está denunciado con pedido de procesamiento por falso testimonio. El fiscal Juan Patricio Murray lo convocó a declarar, pero Laguna respondió por escrito.Recién dos días después de que fue exhumado el cadáver y más de treinta años después de la muerte, la Iglesia se presentó como parte querellante en la causa que investiga si realmente se trató de un accidente. En el expediente ya estaban las secretarías de Derechos Humanos de la Nación y de la Provincia de Buenos Aires. El juez Villafuerte Ruzo autorizó la solicitud del clero para incorporar un perito de parte, pero el fiscal Murray la rechazó.

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